martes, julio 31, 2012

Cincuenta grados de placer culposo


No. Yo no hago reseñas de libros, ni tengo la autoridad moral para criticar absolutamente nada (bueno, a mis amigos y a la gente que me cae mal, pero eso no lo publico - lo cambio por dos whiskys y un cigarro). Y tampoco les confesaré la peregrina razón por la que caí en las páginas de un best-seller de aeropuerto - la versión oficial señala "investigación sociológica". El punto es que este blog alguna vez tocó temas sexosos y pues me viene en gana escribir un par de líneas sobre este fenomeno (?) literario. 

  1. Fifty Shades of Grey es el antifeminismo hecho novela. La lista de faltas al autorrespeto femenino es interminable, pero ninguna de ellas tiene que ver con el tema del sadomasoquismo sexual. Es algo en la historia que glorifica al rol del hombre como proveedor, controlador y juez. Algo en la "heroína" que ensalsa la fragilidad emocional de la mujer, la baja autoestima, la estupidez deliberada. Me resulta francamente triste pensar en todas las adolecentes que leerán esta novelucha/ cuento de hadas y sentirán validadas todas las ideas que tienen sobre las relaciones amorosas y los roles de género. Y, como si eso no fuera suficiente, el 70% del libro es cursi, cursilísimo. El 30% restante es bastante perverso y muy divertido.
  2. He de aceptar, sin embargo, que no pude soltar el primero de los libros hasta que lo terminé. Es una lectura muy ligera, a pesar de la falta de pericia de la autora para escribir. No se... probablemente lo único que se requiere para hacer una historia entretenida es tener a UN personaje que valga la pena. Y, la verdad, el personaje de Christian Grey es adorable e intrigante. Es Don Drapper / Brian Kenney / Mr. Big con látigos y esposas al que amas odiar y quisieras en tu cama. Por ahí de la mitad del segundo libro se vuelve un pelele enamorado (no me preocupo por los spoilers, quiero suponer que ninguno de ustedes perderán el tiempo como yo), y todo vale madres... Pero igual, ya es demasiado tarde: necesitas saber en qué termina.
Al final, quiero pensar que el éxito de esta serie, remedo porno de Twilight, radica en dos cosas. El factor kinky (está científicamente demostrado que la mayoría de las mujeres encuentran sexualmente excitante la idea de ser abusadas físicamente durante la relación sexual). El tema es tan fascinante que tiene una división propia dentro del estudio de las parafilias (sólo busquen BDSM en YouToube o Google o Jstor y sean maravillados). Y es que hay algo en los látigos y el cuero y los tacones. Y algo más en la dominación sexual y los juegos y la delgadísima línea que separa la rudeza propositiva de la violencia doméstica. Algo que huele, no a sex shop barata, si no a Agent Provocateur y a Kiki de Montparnase.

Y, más importantemente, el hecho de que los protagonistas tienen sexo salvaje, en un promedio, cinco veces al día (si, las conté). Denme un hombre que, además de saber exactamente qué está haciendo (y de dar órdenes precisas), me ofrezca ese tipo de stamina y dejo de leer literatura de a deveras (pos a qué hora?). Así que si no quieren que sus mujeres terminen leyendo estas porquerías, amárrenlas a la cama. Literal.

Aquí un pequeño e informativo corto de SNL sobre el asunto.

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