domingo, julio 20, 2014

Crazy



It's just beautiful. 
How blissfully unaware you are.
Beautiful, really, the way you get it. 
And it scares me, you see right through me.
And it's crazy, you don't even realise. 
Beautiful and crazy. 
Just like you, my Malrboro Man.

lunes, junio 09, 2014

Running


Nos encontramos un sábado de gloria, y nos conocimos un domingo de resurrección. Y, para serte sincera, yo no tenía muchas intenciones (o esperanzas?) de volverte a ver. Por eso te invité a beber mezcal a la casa, a sabiendas de que tal indiscreción me costaría tu interés. Y bebimos mezcal y nos perdimos en las diferencias de color de nuestra piel y, para mi sorpresa, pasamos un domingo soleado entre besos en el parque y paseos entre las sábanas. Y no saliste corriendo. Más aún, decidiste quedarte el día. 

Y pensé que después de la intensidad del fin de semana todo se enfriaría. Al final sólo era cuestión de tiempo para que nuestras profundas diferencias nos separaran. Al final sólo es cuestión de tiempo para que te des cuenta que soy insoportable, y yo descubra que tienes pésima ortografía. Así que decidí relajarme, pues no podría pasar mucho entre nosotros. 

Pero pasó rápido el tiempo y las horas se hicieron días y las semanas se juntaron en un mes. Y cuatro semanas después tu ya habías descubierto el cajón vacío en la cómoda de mi cuarto (ese único espacio que quedó vacío después de la guerra de otros tiempos) y habías guardado ahí una pijama e incluso te habías adueñado de la toalla verde en el baño. Y aprendiste a usar la cafetera y te dejé hacer una playlist para que usaras las bocinas de la casa. 

Y entre ballets y poemas pasaron los días y tuve que acostumbrarme a la falta de dudas (cuando uno sale con alguien, los primeros meses siempre están llenos de dudas). Y te has dado a la tarea de decirme las cosas mas bonitas del planeta. Me has convencido de que toda chica debe tener una vez en la vida a un chico que le escriba poemas y canciones y le responda cada uno de sus textos.

Aún así, estaba segura que habías llegado a mi vida para terminar de limpiar mis heridas y aventarme nuevamente al mundo. Estaba segura que serías una visita pasajera y, para serte sincera, no quería nada más (es que yo siempre estoy con un pie en la puerta). A propósito hice todo mal para que salieras huyendo. Pero no lo hiciste. Decidiste quedarte y pasar tu conmigo cumpleaños.

Y me mostraste tu lado oscuro. Y entonces fui yo la que no salió corriendo. En algún momento entre Shakespeare bajo las estrellas y las siestas al sol me di cuenta que te quiero. Y ahora no quiero que te vayas.  Ahora quiero que me prometas que no vas a salir corriendo.


miércoles, abril 30, 2014

Magic



Abro los ojos y lo descubro observándome: "Come to Paris with me". Sonrío. Es lo más romántico que alguien me ha dicho jamás. 

Estoy segura que alguien escribió un manual de usuario sobre mí y se lo dio para leer...



viernes, abril 25, 2014

Todo mal



Durante años he dedicado parte de mi tiempo a investigar y experimentar con las convenciones sociales y la interacción entre las parejas. Muchas de mis reflexiones al respecto están documentadas aquí, en este espacio que ustedes, mis queridos lectores (creo que ya son como 4), han alimentado con sus propias opiniones.

Recuerdo vagamente haber jurado a mis 26 nunca seguir las relgas del juego. Recuerdo haber desafiado una y otra vez los típicos consejos para "conseguir novio" y recuerdo (perfectamente) no haber tenido éxito ni una sóla vez con esa disipada actitud.

Y basado en esta búsqueda empírica de la verdad sobre "las relaciones" (qué palabra tan Vanidades, qué asco) he ido creado una serie de máximas personales que han resultado medianamente efectivas. Y si bien creo que la manera en la que una se conduce frente al prospecto-susodicho-postulante es estrictamente cuestión de preferencia, la verdad es que me encanta predicar mis aprendizajes (que mi trabajo y mis osos me han costado). 

Aquí algunas de dichas gotas de sabiduría:
  • Máxima número uno, la primordial y más importante: Si te gusta como para verlo otra vez, no/no te lo lleves a la cama en la primera cita. De hecho, intenta evitar, en la medida de lo posible, besarlo. Yo can makeout like teenagers en la segunda (y para la tercera puede que sea legal dar el paso siguiente).
  • Fuera del texto de cortesía (si lo amerita) con un suscinto "Muchas gracias, me la pasé muy bien", no lo busques. Déja que él haga el trabajo primero.
  • Si te busca (vía texto), espera un rato. Que quede claro que no vive una pegada al celular esperando su comunicación.
  • No expreses sentimientos ni espectativas demasiado pronto. NO presiones ni asumas cosas que no se te han ofrecido expresamente. 

Lineamientos como estos los he aplicado a discresión en los últimos años y, aunque por un buen rato me revelé contra la naturaleza poco feminista del discurso de "Las Reglas", con el tiempo y la experiencia aprendí que no son famosas en vano. Hay algo primitivo en el hombre estándar que lo hace responder positivamente a la cacería...

Y si, estos pequeños gajos de perpetuamiento machista me sirvieron para convencer al Republicano y me garantizaron varias terceras citas, pero para mí siempre ha sido una estrategia y no un comportamiento natural. 

Y, esta vez (no me pregunten por qué) me dio por hacerlo todo mal. No se, algo en El Guapo me inspiró a tirar todas las reglas por la ventana... En parte es porque nunca pensé que pasara de la primera noche (digamos que eché a perder el asunto desde el principio). En parte es por que creo que no hay mucho futuro ahí. Pero una semana después, lo he visto todos los días, hemos ido al circo, al ballet, hemos jugado cartas y hemos amanecido abrazados. Y se que estoy haciendo todo mal y tal vez es eso y no él lo que me tiene con una sonrisa que cada vez me cuesta mas trabajo esconder.

Y como ya es viernes, les dejo una canción que viene al caso, para amenizar su lectura.

lunes, abril 21, 2014

Sábado de Gloria y Domingo de Resurección


Okey, siiii... me he cansado de predicar que la ruptura entre el Republicano y yo fue la decisión mas sensata que una pareja jamás tomó en la historia del mundo mundial universal y que "mejor soltera que solitaria" y que ahora somos grandes amigos (lo somos!) y estamos mucho mejor así. Y lo creo sinceramente, pero cierto es que experimentar una ruptura siempre es brutal. 

Y si, derramé mis lagrimitas y regresé a terapia y me costó trabajo hacerme a la idea de volver cada noche a una casa y una cama vacías. Y tuve que deshacer mis planes imaginarios y desempolvar los que había hecho dos años antes y tratar de darles un nuevo sentido. Y mis amigos y la ciudad estuvieron ahí para mí y en pocas semanas estaba yo reinsertada a la sociedad como una mujer soltera. No funcionó, tant pis!

Pero, aquí entre nos, creo que una de las cosas más difíciles de cortar (o de tomar la decisión de dar la estocada final) es enfrentarse con el miedo (pavor!) de dejar ir a la última oportunidad que habrá jamás para ser "feliz".  Y es que, hay momentos en los que una, así mujer emancipada, guapa, distinguida y muuuuy inteligente, se llega a creer el autocuento de que nadie más en la vida la va a querer.

Enfrentarse a un mundo de parejas (osease, tener 30 y una bola de amigos ennoviados/casados) cuando uno ha decidido o caído en la soltería es francamente aterrador. Pero no es el fin del mundo. Y sólo basta volver a meter los pies en el agua para recordar que uno sabe nadar.

En estos meses me he rencontrado con mi lado soltero (ese, el de la moral disipada y la irresponsabilidad etílica). Y aunque ya no soy la misma y ya no me asusta la idea de un “para siempre (o por lo menos hay que intentarlo)”, me he comenzado a divertir nuevamente con el proceso.

Ha habido de todo: citas buenas, citas del diablo, chicos guapos, chicos guapísimos, uno que otro “pos bueno”… He descubierto nuevos lugares, he salido en citas interesantes, alguno que otro ha llegado a la tercera o cuarta cita. He tenido efímeros romances epistolares y me he quedado temporalmente prendada de un gringo de acento venezolano. Y este sábado algo se acomodó. Química, como tenía casi tres años que no sentía.

Una tripel, una sesión de circo (con participación improvisada del que ahora podemos llamar “El Guapo”) y varios tragos después, he vuelto a pasear por el parque tomada de la mano de un chico de ojos multicolor. Y he vuelto a pasar un domingo enredada de unas piernas largas y blancas. Y he vuelto a entender que el punto de todo es lanzarse al agua sólo con una sonrisa, pocas expectativas y un gran par de tacones. Literal, yo no se mañana, pero hoy siento como si fuera domingo de gloria.

Y en conmemoración, les dejo aquí lo que viene siendo mi canción de ruptura (no temais! no es deprimente):

martes, diciembre 10, 2013

Hoy amaneció nevando en Nueva York


Hoy cayó nieve en Nueva York y a mí me dio por escribir de nuevo. No tengo claras las razones, ni tengo certeza en que volveré al hábito de la total indiscreción semi-anónima, pero hoy amaneció nevando y a mi me dieron ganas de volver a mi blog.

Qué ha pasado en estos ocho meses y pico? Todo y nada. El Republicano se fue, tal y como vino, una tarde soleada de otoño: con sus ojos multicolor y su cuestionable preferencia política. Un poco mas sabio, tal vez, con unas cuantas (varias) canas más en el cabello. Tan perfecto e insoportable como aquel día en que lo conocí. 

Y así las cosas. Tuve que desaprender a estar acompañada, a llegar a casa y fumar y ver algún programa en el canal militar. Y tuve que volver a aprender a hacer ruido en la mañana, a acostarme pasadas las once de la noche, a abrir la ventana y a dormir en las dos almohadas. Y así se han ido los últimos meses, en la absoluta serenidad de saber que nos amamos y crecimos juntos hasta que no pudimos hacerlo más. Y ahora estoy bien. A veces me da pena admitir que siempre lo estuve. Esta vez, a diferencia de todas las anteriores, aún después de la batalla, me mantuve en una pieza.

Por lo demás, mi vida en Nueva York sigue siendo la misma. La ciudad es igualmente bella y despiadada. Los amigos, los de a deveras, siguen ahí, infalibles e inspiradores. Mi trabajo, mis padres, mis gustos musicales. Todo sigue igual, de cierta manera. Y ahora tengo todas las posibilidades delante de mí, y con ellas tengo decisiones que me rehuso a hacer ahora (después de mi cumpleaños, vale?). Ahora duermo mejor, voy menos al gimnasio, bebo casi de igual manera (aunque ahora me toque pagar mis tragos). Ahora entro a mis treinta, segura, amada y serena.

Y no se. Tal vez entierre este espacio para siempre como parte de mis ritos de paso. Tal vez es tiempo de dejar de contarle al mundo mis fantasías, mis aventuras y mis miedos y sea hora de enfrentarlos en silencio. O tal vez, sólo tal vez, sea sólo el comienzo de una nueva serie de historias qué compartir. Esto lo decido hasta que pase mi cumpleaños, vale?

... Y así, como todo va y viene, me reencontré con un viejo amor musical. Birdy creció y le maduró la voz y el estilo. Y me gusta, como para caminar en las nevadas calles neoyorquinas en una buena tarde de martes.


jueves, abril 04, 2013

It's almost cherry blossom season (again)

Ya va a ser temporada de cerezos otra vez. tal vez sea tiempo de empezar a escribir.
 
 
En parte, la razón principal por la que mantuve este espacio en abandono temporal fue simple y sencilla: me mudé a vivir con el republicano y, de pronto, me ví desprovista de aventuras qué platicar. Bueno, si una cuenta aprender a compartir la cama, el baño, la cocina, las horas, los días (y mi precioso mezcal, el valiosísimo espacio del clóset, las sábanas, la temperatura ambiente, los antojos, los miedos, los horarios, las manías, una que otra fobia, el queso, el papel de baño y, sobre todo, LA TELE) como una aventura, tal vez pueda contarles una que otra cosa.
 
Pero la verdad es que nadie quiere escuchar historias de parejas estables y felices que se inventan una rutina los domingos y se pelean porque nadie compró jugo de naranja. Nadie, y me incluyo, quiere escuchar sobre la fabulosa vida de una chica soltera que se convirtió en todo lo que dijo que odiaba: la que se sale de la fiesta temprano para llegar a acurrucarse con el compañero de cuarto; la que se levanta una hora mas temprano para que a los dos les de tiempo de arreglarse... la que (quién lo diría?) olvida de vez en cuando que vive en una ciudad REPLETA de hombres guapísimos.
 
Y pues si, mis queridos lectores, los últimos meses se pueden resumir en peleas (pleitos, berrinches, pues) por el control remoto, la manera de recoger un vaso roto, las horas insalubres a las que estoy acostumbrada a llegar (o a levantarme, cuando no puedo mas con la culpa y voy al gimnasio), el uso de la calefacción contra las ventajas de un edredón de plumas y un largo, aburrido y penosísimo etcétera.
 
Y, no se, por alguna razón, no me provoca escribir sobre mis penurias domésticas. Tampoco me apetece mucho alardear de las maravillas de la vida marital (si, en efecto, se tiene mucho sexo, mucho, del bueno, del que una vez terminado provoca prender un cigarro, del que se hace mas de una vez y tiene rápidamente a encontrar sedes alternas por toda la casa). No se... será tal vez que ahora lo que platico no me pertenece a mí nada más (y a uno que otro incauto siempre anónimo). Ahora mis momentos mas divertidos, los que realmente importan, le pertenecen también a un alto y apuesto chico republicano de ojos grises (o son verdes?).
 
... todos, casi todos. Igual, si me apetece, les platico pronto a qué me refiero. En cualquier caso, queridos lectores, prometo hacer un esfuerzo por encontrar otras cosas de qué escribir. Alguna aventura me inventaré para no siempre quejarme de mi aburrida y trastabillada vida conyugal.
 
Mientras, les dejo música. Seguramente para la próxima ya les puedo dejar la liga a una playlist de Spotify.
 
Lianne La Havas, No Room for Doubt
 
Una rola tranquilita, bellísima, un tín triste, un tín sexy. Apta para estos días que (por lo menos aquí) no se deciden entre invierno y primavera.
 
 
 
Y para las noches que ya permiten salir en falda y tacones...
The Royal Concept, D-D-Dance
 
 
 
 

miércoles, septiembre 12, 2012

Dear New York Summer: I'm really going to miss you

 
El aire cambió esta semana en Nueva York. El otoño ha entrado a la ciudad en un absoluto abuso de confianza. Y la verdad es que no estoy lista para dejar ir el verano. No se... Es sabido que no me gusta el calor y Dios sabe que esta ciudad encuentra su punto menos glamoroso a finales de julio, donde los olores y los sudores y las humedades de todo (de todos) se concentran en un caldo asqueroso que uno debe aprender a ignorar para fingir un poco de dignidad (aunque uno llegue empapado a la oficina todos los días, junto con todos los demás). Pero vivir un verano en Nueva York es de esas cosas que pasan sólo cuando uno ha sido muy bueno en otra vida y le llega una recompensa inesperada. El verano aquí es fantástico y divertido y se aprenden muchas cosas, y todo pasa lentamente (como si las ideas y los sucesos viajaran suspendidos en el densísimo aire caliente que inunda la ciudad). Vivir un verano en Nueva York es sumergirse en una tina de prosecco y no salir hasta que se haya quedado sin burbujas. Y la gente bebe a toda hora y hay conciertos en el parque y se puede bailar salsa al aire libre y hay helados de mango lassi en la esquina de 40 y Park y raspados de jamaica al lado del restaurán de las arepas. Y se camina a todos lados porque esperar el metro es demasiada tortura.
 
Pero, si hay algo que es claro en Nueva York (y, creanme, no muchas cosas lo son) son las estaciones del año. Esta ciudad tiene los ciclos más definidos que puedo imaginar. Con cada cambio de temperatura pasan cosas específicas: comidas en especial, eventos que marcan la temporada, tareas qué realizar. Y cada vez que el aire se renueva también lo hace la ciudad. El verano es, sin duda, tiempo de renovación y, con ello, tiempo de despedidas. Desde que el destino me trajo a estas tierras, me ha tocado despedirme de gente entrañable justo en estos días, cuando el aire comienza a cambiar. Y también me ha tocado recibir nuevas adiciones, promesas y sonrisas nerviosas que vienen buscando, como yo lo hice, otra cosa.
 
Y este debió haber sido mi último verano en Nueva York. Lo único que yo quería, para poder irme en paz, era pasar un verano más aquí. Y se me partió el corazón en cachitos cuando no encontré cómo. Pero al final las cosas se acomodaron, y sigo aquí y firmé un contrato para un departamento (que, francamente, no puedo pagar) por un año y hasta el próximo verano. Y encontré muchas razones para quedarme (pero esas se las platico en otra ocasión). Y ahora viene el otoño, con su aire fresco y sus polvos dorados y la promesa de un buen whisky y el retorno del vino tinto. Y (pasado mi penoso episodio de 50 Shades) casi termino con A Sport, A Pastime y no puedo esperar a empezar con This is How You Loose Her. Y no creo estar lista para dejar ir el verano, pero es que el otoño en Nueva York es lo más bonito del mundo.
 
Y para redimir el espantoso abandono en el que tengo este espacio, les dejo tres lindas, lindas rolitas de discos que salen ahora que empieza el otoño. Sólo pa terminar de emocionarnos por el cambio de aigre.
 
Madness, Muse, The 2nd Law
 
 
Angels, The XX, Coexist
 
 
 
Who, David Byrne & St. Vincent, Love This Giant
 
 

martes, julio 31, 2012

Cincuenta grados de placer culposo


No. Yo no hago reseñas de libros, ni tengo la autoridad moral para criticar absolutamente nada (bueno, a mis amigos y a la gente que me cae mal, pero eso no lo publico - lo cambio por dos whiskys y un cigarro). Y tampoco les confesaré la peregrina razón por la que caí en las páginas de un best-seller de aeropuerto - la versión oficial señala "investigación sociológica". El punto es que este blog alguna vez tocó temas sexosos y pues me viene en gana escribir un par de líneas sobre este fenomeno (?) literario. 

  1. Fifty Shades of Grey es el antifeminismo hecho novela. La lista de faltas al autorrespeto femenino es interminable, pero ninguna de ellas tiene que ver con el tema del sadomasoquismo sexual. Es algo en la historia que glorifica al rol del hombre como proveedor, controlador y juez. Algo en la "heroína" que ensalsa la fragilidad emocional de la mujer, la baja autoestima, la estupidez deliberada. Me resulta francamente triste pensar en todas las adolecentes que leerán esta novelucha/ cuento de hadas y sentirán validadas todas las ideas que tienen sobre las relaciones amorosas y los roles de género. Y, como si eso no fuera suficiente, el 70% del libro es cursi, cursilísimo. El 30% restante es bastante perverso y muy divertido.
  2. He de aceptar, sin embargo, que no pude soltar el primero de los libros hasta que lo terminé. Es una lectura muy ligera, a pesar de la falta de pericia de la autora para escribir. No se... probablemente lo único que se requiere para hacer una historia entretenida es tener a UN personaje que valga la pena. Y, la verdad, el personaje de Christian Grey es adorable e intrigante. Es Don Drapper / Brian Kenney / Mr. Big con látigos y esposas al que amas odiar y quisieras en tu cama. Por ahí de la mitad del segundo libro se vuelve un pelele enamorado (no me preocupo por los spoilers, quiero suponer que ninguno de ustedes perderán el tiempo como yo), y todo vale madres... Pero igual, ya es demasiado tarde: necesitas saber en qué termina.
Al final, quiero pensar que el éxito de esta serie, remedo porno de Twilight, radica en dos cosas. El factor kinky (está científicamente demostrado que la mayoría de las mujeres encuentran sexualmente excitante la idea de ser abusadas físicamente durante la relación sexual). El tema es tan fascinante que tiene una división propia dentro del estudio de las parafilias (sólo busquen BDSM en YouToube o Google o Jstor y sean maravillados). Y es que hay algo en los látigos y el cuero y los tacones. Y algo más en la dominación sexual y los juegos y la delgadísima línea que separa la rudeza propositiva de la violencia doméstica. Algo que huele, no a sex shop barata, si no a Agent Provocateur y a Kiki de Montparnase.

Y, más importantemente, el hecho de que los protagonistas tienen sexo salvaje, en un promedio, cinco veces al día (si, las conté). Denme un hombre que, además de saber exactamente qué está haciendo (y de dar órdenes precisas), me ofrezca ese tipo de stamina y dejo de leer literatura de a deveras (pos a qué hora?). Así que si no quieren que sus mujeres terminen leyendo estas porquerías, amárrenlas a la cama. Literal.

Aquí un pequeño e informativo corto de SNL sobre el asunto.

lunes, julio 30, 2012

Home


Me llegó un mensaje mientras dormía. "Good morning! Any news when you're coming back??". Veo el reloj y refunfuño. Son las 8am y estoy de vacaciones; definitivamente no me parece ser cuestionada a tan insalubres horas de la mañana de lunes. Recuerdo que allá es una hora mas tarde y respondo: "no creo que me digan nada antes del 1º... por?". Diez minutos después recibo un corto pero cálido "just curious. I want you home." Sonrío y pienso "yo también te quiero ver". Algo en la frase me queda rebotando en la cabeza: home.  Sé que se refiere a Nueva York. Es raro porque estoy en México, en casa, y por el último mes he estado rodeada de lo y los que más quiero en este mundo... casi. Los gringos dicen que el hogar se encuentra donde está el corazón. Y pues la definición no me ayuda mucho. En todo caso, me siento como Anahí y sus dos hogares. 

Muchas cosas pasaron entre mi última visita y este verano: me gradué, me mudé, me enamoré. Yo debería estar ya de regreso y, sin embargo, estoy en México sólo de visita. Y, a diferencia de las visitas anteriores, algo no me deja estar completamente tranquila: una parte de mí quisiera estar en mi País de las Maravillas, disfrutando del verano neoyorkino. Nunca antes me había sentido desarraigada en mi propia ciudad. El DF siempre ha sido mi burbuja, donde más a gusto y en casa me siento. Sigo amando esta ciudad, sigue siendo parte fundamental de mí, pero ahora, estando aquí, algo me falta. Me falta Nueva York y me faltan mis amigos y me falta él.

Y se que, en cuanto llegue a mi nuevo y desordenado departamento en Manhattan, voy a empezar a extrañar a los Señores Nenito y a mis amigos y a la Ciudad de México. Las tortillas allá no saben igual, ni se encuentran taquerías abiertas de madrugada. Allá mi mejor amiga no vive a unos metros de distancia ni puedo ir al cine con mi marido todos los fines de semana. Allá no puedo desayunar con Don Nenito, ni me toca el honor de darle las buenas noches con un beso. En Nueva York no me puedo dar el lujo de chismear con mi madre mientras terminamos el café de la mañana, ni puedo ver la tele con el perro Gober. 

No puedo evitar preguntarme si así me sentiré en unos años, con una parte del corazón en México y la otra en Nueva York. Y también me pregunto si todo esto tiene nombre y apellido (y una afiliación partidista muy cuestionable). Será que todo es su culpa? Será que, si decidimos tomar caminos distintos, esta urgencia que tengo de despertar en el Upper East Side se evaporará? Y es que estaba preparada para extrañar a Nueva York este verano, cuando todo hubiera terminado. No estaba preparada para vivir, otro año más, con el corazón dividido. 

lunes, junio 11, 2012

Love from New York


Ay yaaaaa perdóoooon!! Perdónenme ustedes, mis queridos tres (si es que siguen por ahí) lectores. Podría decir que me tomé un pequeño descanso de este espacio para escribir cosas más aburridas pero un pelín más apremiantes (como mi tesis de maestría y solicitudes de empleo y extensiones de visa). Podría decir que me faltaban tiempo e inspiración para escribir algo medianamente interesante. Podría decir, tal vez, que estaba en medio de una crisis existencial de esas que me suelo guardar para mí, mientras pongo cara de "aquí no pasa nada". Podría decir que, una vez graduada, dediqué el 100% de mi tiempo a pasarla bien y dormir mucho y pasar tiempo con la gente y la ciudad y las cosas que más quiero. Podría también jurar que tenía que poner mi vida y mis ideas en orden antes de seguir compartiéndoselas... Vaya! podría decir que pasé días yendo de up a dowtown buscando firmas como un náufrago que busca una tabla para flotar. Podría decires, quizás, que no había actualizado este espacio porque estaba despidiéndome de mi país de las maravillas.

Pero la verdad es que abandoné un poco mis crónicas cuando caí, tal vez por accidente, en los brazos y la  cama de un hombre tan complejo y cambiante como el color de sus ojos. No tengo excusa: estar enamorado toma mucho tiempo y, en mi caso, me roba toda la inspiración. Ciertamente he estado ocupada viviendo y graduándome y pasándola bien y reacomodando mi vida y sobreviviendo panoramas adversos, pero nada de eso me impidió escribir. La verdad es que simplemente me había sido físicamente imposible sentarme a escribir unas líneas. Es una cosa rara que nunca antes me había pasado: no tengo palabras. Es como si alguien se hubiera robado todos los cajoncitos de mi cerebro y ahora no tuviera dónde poner nada más. No se qué es esto que me está pasando. No se si es que estoy entumida (comfortably numb) o en negación o confundida o sólo increíblemente feliz. 

Y luego, como por arte de magia, el resto de mi vida se terminó de acomodar sin que yo metiera las manos. Contra toda lógica me gradué con buen promedio y todo parece indicar que la vida insiste en dejarme viviendo en mi país de las maravillas por un ratico más. Encontré un lugar para vivir en un lugar totalmente diferente y la promesa de empezar con sábanas frescas me emociona muchísimo. Vaya, la primavera llegó y todo parece ir de maravilla para mí y para todas las personas importantes en mi vida. Y, vaya, creo que el mundo entero podría estarse cayendo alrededor mío y de todos modos yo seguiría flotando en esta burbujita que poco a poco se empezó a formar en torno a mí en algún momento de octubre del año pasado. 

Y así las cosas, mis queridos lectores. Estoy aprendiendo cosas que debí haber aprendido cuando tenía 20 años. Sigo aprendiendo cosas del Republicano que debí haber aprendido a los dos meses de conocerlo. Sigo encontrando mi lugar en un espacio designado para dos. Y sigo sin creer mi suerte. Sigo esperando a que venga mi madre a despertarme para mandarme a la escuela...


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Y para que no me culpen de total abandono de temas importantes, les dejo aquí tres de mis más recientes obsesiones musicales:


jueves, abril 26, 2012

De despedidas y una carpeta que no logro cerrar


Y después de tantos (cuatro?) años sigo teniendo esa carpeta en mi correo. "Conversaciones con Nuestro Señor". Los que me (lo) conocen, entienden a que me refiero. Y cuando una carta cae ahí ni siquiera llega a la bandeja de entrada porque me da demasiada pena aceptar que todavía me brinca el corazón cuando veo letras suyas. Y así las cosas. Hoy termino mi tesis y con ello el camino que me trajo hasta esta tierra de maravillas se empieza a cerrar. Y con ello miles de preguntas y algunas respuestas y el futuro.

Mas sobre el asunto y el futuro, pronto. Hoy toca noche de ediciones y despedidas imaginarias. Mas sobre cómo hemos cambiado y otras canciones, pronto. Hoy toca la última noche de estudiante. 

domingo, abril 08, 2012

Tengo un par de cajitas y una muñeca que regala besos


Tengo la cabeza llena de ideas y cosas y preguntas. Tengo 10 días para terminar un proyecto. Tengo poco tiempo y un refrigerador vacío y una pila de ropa que lavar. Tengo buenos amigos y una ventana a Paris en mi cuarto. Tengo cerezos floreando y parques verdes y comidas en terrazas. Tengo un verano esperando tras una reja con llave. Tengo una boda y vestido que comprar y un boleto de avión que tal vez o tal vez no tenga regreso. Tengo una vida a la que regresar y un cansancio que se me ha empezado a acumular. Tengo un ciclo que se empieza a cerrar. Tengo (casi) una tesis de maestría.

Tengo una casa de muñecas y un libro de cuentos. Tengo que levantarme mañana y tomar el camión que me deja frente a No. 1 UN Plaza. Tengo una tarjeta con mi nombre que le daría envidia a la Diana de 15 años que tomó aquel tour por las Naciones Unidas. Tengo una puerta que todos los días me lleva a Manhattan. Tengo mucho tiempo libre y varias horas de sueño y todas las opiniones culinarias que caben en la guía Zagat. Tengo al Chrysler Building y al Lincoln Center y a Central Park. Y tengo Grand Central  y el Lower East Side. Y tengo al Upper East Side... al menos por ahora. 

Y tengo miedo. Y tengo unos ojos que cambian de color y una historia que nunca le contaré y que haría las cosas más fáciles. Y tengo, debo admitir, un par de fantasías. Y tengo muchos besos que darle, antes de que anochezca. Y tengo, tal vez, un verano en Wonderland y varias noches cerca del río. Y tengo que decirle que tal vez debimos apurar el paso, que tal vez debí ser previsora, que tal vez debimos pasear por Central Park mientras estaba nevado. Y tengo que aceptar que soy feliz, que, después de caminar descalzos por el Parque, de una manera extraña e inesperada, soy muy feliz.

miércoles, marzo 14, 2012

Y los cerezos también

La primavera ha llegado sin avisar y todo, de pronto, es mas bonito. Ya no tenemos que andar cargando con los abrigos (y los guantes y las bufandas), los restaurantes han sacado las mesas a la calle y las temporadas de ballet y de conciertos están a la vuelta de la esquina (y los lunches con Prosecco y los picnics en el parque). Son esos días donde se siente el cambio en el aire: la gente no sabe bien a bien qué ponerse, comer helado se antoja pero se siente un tanto raro, hay más actividad en la calle y, como un truco fantástico de magia, poco a poco la ciudad se va llenando de luz. 

Yo también siento cambios. Siento como si todo lo aprendido durante los últimos dos años me viniera de pronto en un manual para sobrevivir lo que será una larga despedida que, seguramente, me romperá un poquito el corazón. He aprendido a ser flexible y trabajar duro y a aceptar lo que viene y a sonreír por las flores y los peces. Llevo dos años probándome: qué tanto puedo beber y comer, qué tanto puedo olvidar y perdonar, qué tanto puedo aprender y reír y amar. Qué tanto puedo ser feliz sin compañía. Ciertamente este ha sido un viaje solitario: la competencia era contra mí misma (quería probarme que aún rota en mil pedazos podía levantarme y seguir corriendo). Y ahora, pegada con cachitos de diurex, me sigo probando todos los días: cuántos días seguidos puedo convencerme de hacer lo correcto, de sudar, de comer verde y de no mentir. Qué tanto puedo aprender de mis proyectos y de mis amigos. Qué tan lejos puedo apuntar.

Viene la primavera con velocidad impasible y con ella más cambios y más pruebas. Tal vez la prueba más grande será despedirme de este sueño y de mis compañeros de viaje con una sonrisa, pues si algo me mostró este fin de semana es que, aunque me cueste admitirlo, voy a extrañar muchísimo, entre otras muchas cosas, a esos ojos que cambian de color.

domingo, marzo 04, 2012

Until you make them mad...


Por ahí leí que uno no sabe lo que se siente por alguien hasta que ese alguien nos hace enfadar. Pues el Republicano está enfadado conmigo y yo con él. Y es una de esas cosas que empiezan chiquitas y se van haciendo grandes. Uno de esos hilos que uno jala y termina en un hoyo que ya no se puede coser. Y pues estamos enfadados y parece que no lograremos entendernos. Será que creemos cosas distintas, será que mis ganas y sus ganas no hacen unas ganas completas. Será que él está cansado de trabajar para pagar sus lujos del Upper East Side y que yo he pasado demasiado tiempo contando calorías y quemándolas en el gimnasio. 

Será lo que sea, pero me parece que empiezo a extrañar las mañanas de ojos grises. Y será lo que sea pero me he dado cuenta que siento cosas por este muchacho y me parece muy mala cosa venir a descubrirlo hasta ahora. Y será lo que sea, pero la última vez me prometí no irme a meter en donde es evidente que no me quieren. Ya salí corriendo de noche y en medio de la lluvia, sólo para descubrir que el drama estaba en mi cabeza. No más. Me han hecho enfadar y con ello he descubierto que hay algo en los ojos que cambian de color y en las tardes de Upper East Side y las mañanas de noticias conservadoras... pero no lo suficiente como para olvidarme de las promesas.

jueves, febrero 09, 2012

Hold my hand, I don't want to fall


Será que enamorarse es un milagro? Y es que cuáles son las posibilidades de encontrar una persona que ve la vida tras un lente compatible con el nuestro? Y cuáles son las posibilidades de que la misma persona nos parezca divertida, emocionante e interesante? Y que esa misma persona también tenga valores, ideas, metas que complementen los nuestros? Más aún, que esa persona tenga este halo de misterio que nos obliga a querer saber más? Y que este híbrido de estrella de rock e ídolo literario sea también tan atractivo que los besos y las caricias se vuelvan indispensables para respirar? 

Y es que enamorarse, al final del día, es una mezcla de reacciones químicas, voluntad y mucha fortuna. Y es que enamorarse, al final del día, es tener la fortuna de encontrar a una persona que no sólo nos haga creer que saltar al vacío es una buena idea, sino que esté dispuesta a saltar con nosotros. Enamorarse es tener toda la fe en que, al tocar el suelo no nos romperemos en cachitos. Enamorarse, al final del día es hermoso y devastador y siempre acaba mal y aún así, es una droga que seguimos buscando.

Tengo que aceptar que, aunque creo firmemente que enamorarse es una decisión, también he comenzado a creer que pasa. Enamorarse pasa y no siempre cuando uno lo quiere o lo necesita. Enamorarme ahora me viene inconveniente. No tengo planes, en el futuro cercano, de lanzarme de un precipicio ni de tener fe ni de confiar. A decir verdad, no estoy en condiciones de saltar siquiera dos metros: las cicatrices son visibles y no me dejan cerrar los ojos y dejarme llevar. Tengo miedo de cometer los mismos errores, de que la próxima caída sea la definitiva. Enamorarme ahora me sabría dulceamargo. Enamorarme ahora me parece una mala decisión, como traer el atuendo equivocado en el lugar perfecto. Estoy, justo, en el lugar perfecto y, tal vez deba admitir, mi mundo se ha vestido de un rosa inapropiado.

Algo entre las cenas en el Upper East Side y los ojos multicolor. Algo entre los viajes y la distancia y las dudas y la música. Algo entre líneas y el tiempo perdido y el tiempo pasado y el vino y las borracheras. Algo entre las sábanas y la blancura de la piel y las ganas. Y algo entre el Lower East Side y los besos y los domingos robados. Algo en el País de las Maravillas que me ha empujado al hielo y me ha obligado a tomarlo de la mano y confiar un poquito en que, si me caigo, todo va a estar bien. Enamorarme ahora me viene inconveniente, así como inconveniente me venía patinar en Central Park un sábado por la mañana. Igual pasó y fue muy lindo.

Anticipando lo que se viene: Summertime Sadness...


lunes, enero 09, 2012

Sobre el enamoramiento y otros extraños animales


Me la he pasado las últimas semanas jurando y perjurando que no estoy enamorada. Que podría, que tal vez querría, que existe la posibilidad, que necesito tiempo y las señales correctas. Y en verdad lo creo. Creo que muy a principios del año pasado un tendón pequeñito se rompió dentro de mí y me dejó con el corazón incapacitado para actuar a voluntad: ahora depende de las instrucciones del cerebro. Y en este momento, la razón no me deja enamorarme... o si?

Digamos que he tenido la fortuna (la desgracia?) de enamorarme tres veces en mi vida. Y aunque cada una ha sido diferente, en edades y etapas y circunstancias diferentes, me parece que puedo identificar perfectamente el sentimiento. Esa sensación de estar cayendo en un sueño profundo: al principio tan precipitado que se corre el riesgo de despertar y que, poco después, embriaga y se vuelve dulce. Se siente como volar tomada de un globo: es hermoso y atemorizante a la vez. Es bucear en un mar profundo y flotar y sentir el peso de la vida simultáneamente. Es un sentimiento que no se puede confundir. Uno sabe y no hay más.

Yo no siento nada de eso, no porque no quiera (bueno, si, en parte) sino porque estoy esperando, como los niños esperan a que llegue el 24 de diciembre para realmente emocionarse y perder el sueño. Pero en lo que espero en lo que me parece la antesala que llera al inevitable lanzamiento al vacío, me he topado con una criatura extraña. Este chico se ha empeñado en entrar sin invitación a mi país de las maravillas e instalarse, con implacable sencillez, en mi fantasía (fantasía que felizmente había aceptado vivir por mi cuenta). Y ahora algo pasa... es una cosa rara. No tengo clara la razón pero no puedo dejar de pensar en él.

Y entonces he pensado que tal vez el enamoramiento, más allá de un viaje extrasensorial pasajero y peligroso (como yo lo veo), es un bestiario; un zoológico de sentimientos que, al estar todos juntos se vuelven otra cosa. Al final, qué es estar enamorado si no una lista interminable de síntomas que incluyen la persistencia de aquel en la mente de uno, el ligero terror ante la posibilidad de que todo acabe de golpe, los celos que merodean tímidamente entre las horas en las que el otro no está disponible, la sonrisa inexplicable cuando la comunicación llega, la mirada que delata noches de besos y las ganas de más. 

Qué es esta cosa que a todos se nos a atravesado en el camino una o dos veces? Este animal extraño, suave y despiadado y hermoso, sino las ganas, la voluntad mezcladas con una coincidencia afortunada y el permiso tácito de abandono absoluto. Qué es, si no estar enamorado, la irremediable certeza de querer que sea lunes 16?


domingo, enero 01, 2012

Soundrtrack para un año imperfecto

Entre la visita de los Señores Nenito, la nueva internship soñada, las celebraciones propias de la época y las escapadas con el Republicano de ojos multicolor, no tuve oportunidad de hacer mi arcón navideño musical. A falta de prospectos para una mejor ocasión, les dejo aquí una muy breve selección. La lista no lleva un orden particular y la elección no se basó, en lo absoluto, en la calidad musical de las piezas aquí presentadas (me tomé la libertad de saltarme a Adele, a Zoé y Foster the People porque ya chole). Simplemente a mi me gustaron. Igual a ustedes (mis dos o tres fieles lectores) también. 

1. Adieu, Coeur de Pirate, Blonde
Amo a Coeur de Pirate porque es guapa y francesa. Y ya. Eso. Pero si necesitamos más excusas, hace buena música, ligera y sin pretenciones. El nuevo disco es bueno, suena a que está creciendo. Y este video es divertido. Igual todos hemos deseado tener esos poderes alguna vez. 


2. Video Games, Lana del Rey
Lana del Rey es guapa. Muy guapa. Y ya. Eso. Algunos dicen que es talentosa, otros dicen que es un producto de la nueva era de las disqueras digitales. El punto es que es guapa y esta canción es preciosa, como casi todo lo que le hemos escuchado.

3. Heavy Metal Lover, Lady Gaga, Born This Way.
Mi canción favorita de todo el disco. No logro convencer a nadie de que es la mejor, pero no importa. La letra es sucia, bien escrita. Suena a 3am en algún SpeakEasy. Suena a mucho whisky y besos furtivos y cosas que no están permitidas. Suena a que al otro día tocará hacer el walk of shame.

4. Cruel, St. Vincent, Strange Mercy
Gran rola, gran. Tiene un sonidillo indie, ligerito, sexy. Suena a tarde de carajillos y paseos por la Roma. O suena al Lower East Side después de las 10 de la noche. O al Upper East Side, a las 2 de la mañana. 

5. My Name is Trouble, Keren Ann, 101
Keren Ann volvió con un nuevo look y un sonido mucho más sofisticado, ahora suena más a femme fatale que a bohemia parisina. El disco entero es bueno, pero este primer sencillo es simplemente genial. Y ese estribillo: "my name is trouble, my first name's a mess". Génial.

6. What You Know, Two Door Cinema Club, Tourist History
Técnicamente este disco salió a finales del 2010, pero pues yo los descubrí en el 2011, así que aquí se quedan (es mi lista y lloro si quiero). Me costó semanas superar esta rola. Es movida y feliz y un poquitín cínica. Two Door Cinema Club entró directito a mi lista de grupos consentidos. Obvio, suenan un poco a Phoenix, un poco a Peter, Bjorn and John y un tín a Vampire Weekend.  El video, además, es precioso.

7. Everything's Blue, Architecture in Helsinki, Moment Blends
No soy tan fan de esta banda y el último disco no me volvió loca, pero hay algo en este track que no pude superar. El sonido es fresco y nostálgico a la vez. Tiene una combinación de tonos interesantísima. Es una rola pone-de-buenas. Es una buena rola, pues.


8. Avant la Haine, Alex Beaupain, Pourquoi Battait Mon Coeur
Toda lista requiere una rola corta-venas. Alex Beaupain y su disco Pourquoi Battait Mon Coeur fue uno de mis mejores descubrimientos del año. Tan francés, tan melancólico, tan bello. Canción para el otoño, sin duda.

9. Black, Danger Mouse & Daniele Luppi (Feat. Norah Johnes), Rome
Este disco de Danger Mouse es una verdadera maravilla. Buenas colaboraciones, tracks interesantes. De todos, creo que este es mi track favorito, me relaja, es una canción bien hecha. Pero igual podría ser cualquier otro, dependiendo de mi humor.


10. Future Starts Slow, The Kills, Blood Preassures
Una de mis canciones favoritas del año, de la década, del mundo mundial. Por qué? por que es sexy total. Es falda-corta-chamarra-negra-de-cuero sexy, es whisky-en-las-rocas sexy, es Manhattan-after-dark-sexy. Es rimmel corrido y pies que duelen por los tacones y besos contra una cortina metálica de alguna tienda que ya cerró. Es besos-sabor-a-humo sexy. Es sexy, punto.

Y pues ya. Se me quedan muchísimas en el tintero. Fue un buen año para la música. 

miércoles, diciembre 28, 2011

Réquiem para un año imperfecto


Si algo me llevo de este año es que las cosas mas hermosas son imperfectas. La vida pasa rápido y es, por naturaleza, violenta. Nunca tendremos todo lo que queramos. La vida, sin embargo, es hermosa. Si algo aprendi este año es que las cosas pocas veces salen como uno quiere, que la gente miente, que hay días que lastiman, y que, aun así, la belleza se encuentra en todos lados. Este año encontré esa paz que, supongo, a uno le viene poco a poco con los años: la tranquilidad de saber que las cosas pasan, la vida sigue, las ventanas se abren, los corazones se rompen y los amantes vuelven disfrazados te otra cosa.

Me tomé este año para sanar heridas y aprender dejar ir. Tuve muchas semanas para leer y ver ballet y juntar los cachitos de corazón que un año antes me quedaron tirados por todos lados. Me tomé este año para ganar amigos y extrañar en la distancia, ganar kilos y perder uno que otro miedo, reconocer responsabilidades y aventarme, de nuevo, al vacío. Me di permiso, si acaso tímidamente, de confiar un poquito. Puedo decir que fueron doce meses de mucha felicidad, si acaso nublada por recuerdos de cosas que nunca pasaron. Fueron meses de borracheras, cenas y conciertos y así me alcanzaron los días para cruzar un par de pendientes de la lista: un proyecto interesante, una boleta de calificaciones perfecta, un plan para los meses que se vienen. Este año hice las pases con la certeza de que los planes son simples artimañas para lidiar con ansiedades. Este año me monté en el barco y me hice a la mar.

Este año comencé a apreciar la belleza en las fallas, en las imperfecciones, en la posibilidad de que no todo se encuentre bajo mi control. Este año aprendí que no todo combina, que el a veces no hay vino tinto… aprendí a usar botas de agujetas, a que la lluvia cae de los edificios y la nieve de pronto viene en ocutbre. Aprendí que la gente te quiere cuando te quiere, porque quiere y hasta donde quiere y no hay más. Aprendí a querer con sana distancia de por medio. Aprendí a reconocer mis limitaciones. Aprendí a beber vodka en las rocas, porque no siempre viene bien el whisky, ni el mezcal ni el prosecco.

Este año me deja miedos y dudas y problemas que resolver. 2011 me obligó a aceptar que, tal vez, no sea tan malo exponerse de vez en cuanto. Los riesgos nos alcanzan. Este año me quedó claro que las tragedias pasan, esté uno solo o acompañado. Este año me deja flores y asientos vacíos y pelos de gato (y la certeza de que no soporto a los gatos y de que cada vez me molestan un poco menos los niños). Este año vi luces de colores y piruetas y tacones. Usé esposas y medias de diseñador y escuché muchísima música. Este año me regaló mucha música nueva y unos ojos multicolor y mañanas en el Upper East Side y noches en el Meatpacking. Este año, ciertamente, no fue como lo esperaba, este año fui feliz.

Y ahora viene otra cosa, imperfecta y bella. Estoy lista.

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jueves, diciembre 08, 2011

De la Madness o por qué la mujeres creen que todo es sobre ellas


Alguna vez K soltó una frase que se me quedará grabada para siempre: ¿por qué las mujeres siempre piensan que todo es sobre ellas? Me hizo sentido. Ciertamente, no conozco una sola mujer que no se haya ahogado en un vaso de agua que ni siquiera era para ella. Cuando algo va bien, y sobre todo cuando algo va mal con algo externo a nosotras, una inmediatamente se ubica en el epicentro del asunto. Que si el jefe anda de malas, algo trae contra nosotras, que si la muchacha no llegó, seguro le caemos mal, que si el chico de la cafetería nos dio café grande en lugar de mediano, seguro le gustamos...

Debo aceptar que desde que el sabio Don K me compartió ese pedacito de información masculina clasificada, siempre he intentado mantener mi propia persona al margen del asunto a analizar. Pero, de vez en cuando se me sale lo nena. Esta semana se me chispotió dos veces. Entre la letra de una canción que suena sospechosamente familiar y una desaparición misteriosa, la verdad es que no pude evitar pensar que todo rota alrededor mío.

Resulta que pasé un gran fin de semana con el judío republicano (o republicano judío? Qué será mas apropiado?) Y me mostró una canción que compuso hace un par de semanas. La canción hablaba de cierta chica que lo tiene... pues digamos que ansioso. Acto seguido, yours truly tuvo a bien (tímidamente, si quieren) proclamarse la musa de tan jocosa letra. Claro, el autor nunca aclaró el proceder de la inspiración, y yo no hice nada por salir de la duda. Y es que, claro, como soy mujer, no pude mas que quedarme con la vaga idea de que el republicano en verdad pensó en mi cuando escribió esa canción. Pero ahora nunca lo sabremos, así que la pregunta me corroerá por siempre. Hubiera sido mas fácil (aunque probablemente imposible) no suponer nada personal.

Para agregar a la madness, el lunes este sujeto "olvidó" reportarse por la mañana... Y por la tarde y por la noche. Traté de concentrarme en mis finales pero claramente me resultó mas entretenido adjudicarme las causas del extraño comportamiento. Pasaron las horas y las horas (y mi lectura seguía sin ser atendida) y pasaron dos días y el muchacho a penas si dio señales de vida. Y ahí va D a examinar en retrospecitva cada uno de los movimientos ejecutados apenas un par de días antes. Habré dicho algo incorrecto? Será que me quedé con el por gran parte el domingo? Será que tomé el bus de regreso a casa? Y claro, también me pasaron todos los escenarios posibles por la cabeza: que si tiene mucho trabajo, que si se quedó sin datos en el teléfono (aunque aun podría mandar mensajes... Mmmhh), que si se cayó en uno de esos street basements neoyorquinos, que si se enamoró de su secretaria, que si se unió a la campaña de AMLOve. Claro que el hombre se reportó adecuadamente el miércoles por la noche: ha estado muy ocupado, pero me extraña. Lo veré esta tarde, antes de que salga de viaje. Fin de la madness.

Qué molesto! ¿Por qué tenemos que hacer todo tan complicado? ¿Por qué será que las mujeres siempre pensamos que todo es personal? ¿Por qué, si el hombre no manda un mensaje de buenos días y se tarda un rato en responder un Mail, inmediatamente pensamos que algo está mal, que se nos olvidó depilarnos el bigote o que se encontró a Leighton Meester en la calle (eso si pasa en NY) y se fueron a vivir a Argentina? Y pues si,  es que resulta que los hombres son de Marte y las mujeres... Las mujeres somos de La Chingada.

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