miércoles, abril 06, 2011

Jugo de Luna: New York Nights

Creo que cada ciudad tiene un olor y sabor particulares. Creo que cada ciudad tiene una forma muy especial de enamorar. Creo que cada ciudad cobra una vida distinta cuando el sol se esconde: se transforma, se perfuma y sale a cazar incautos. Las noches en Madrid son muy divertidas, las noches en Paris están cubiertas de un polvo dorado y las noches en México son las noches en México. Pero las noches en Nueva York son otra cosa. Otra cosa tan mágica como inexplicable. Hay, sin embargo, un hilo conductor en todas las noches neoyorquinas: delicioso e inesperado jugo de Luna. No importa si hay plan o no. No importa si es lunes o domingo o el sábado del cumpleaños de un amigo y hay tres fiestas simultáneas y a todas hay que ir porque nuestra presencia (y el iPod salvavidas) son requeridos. No importa si uno cae en cama enfermo o todo mundo está de viaje... Las noches en Nueva York tienen ese poder especial de llevarte a los lugares más extraños y fascinantes. 

Y no me refiero sólo a la vida nocturna y disipada a la que, ciertamente, me he abandonado en los últimos meses. Hay noches en las que me he visto obligada a quedarme en casa y trabajar o dormir o limpiar el hogar o (the horror!) lavar la ropa. Y son esas noches las que, por lo general, me han llevado a cultivar un nuevo hábito involuntario. Ahora me ha dado por soñar randomly. Cuando duermo temprano, sobre todo, me vienen el peso de los recuerdos y la emoción de los planes y la combinación resulta en un mini film bastante entretenido. Anoche, por ejemplo, soñé que me encontraba en México y tenía boletos para el Vive Latino (típico en mí, los había comprado con mucho tiempo de anticipación). Iba a ver varias bandas pero, en especial, iba a ver a los Caifanes y a cantar "hasta que el sol, se escape con la luna". En mi sueño iba al concierto con K. Teníamos 16 años y él me había regalado El Nervio del Volcán. Creo que por eso me hizo total sentido que los Chemical Brothers tocaran al otro día en ese mismo escenario (solía amarlos cuando era chiquilla). Luego algo pasaba y debía regresarme a Nueva York y entonces dejaba los boletos en México. 

He de aceptar, sin embargo, que casi nunca duermo temprano. Estoy esperando la primavera (que nomás no termina de llegar) para hacer más de los días en mi País de las Maravillas, pero por lo pronto, las noches son mi parte favorita. Y es que en una noche todo puede pasar: ir a ver a la Compañía Española de Danza (e inevitablemente dirigir unos segundos de pensamiento a Madrid) y cenar malteadas con vodka y terminar, como quien no quiere la cosa, fumando hookahs en un bar que pareciera haber aparecido mágicamente sólo por una noche. O tomar apurada un tren a Brooklyn y encontrarse con británicos famosos o cenar tapas y saltarse la sangría para empezar de una vez con whisky. O planear ir sólo por un ratito a una reunión en Roosevelt Island y terminar regresando en el metro de las 6am. Y es que todo cabe en una noche en Manhattan: un spring beauty preview, un concierto, una cena, unos tragos, un(os) chico(s), varios amigos, mucha música, algunos hipsters y tanto más alcohol... un pedazo de pizza (mas hipsters) y un beso (o dos o tres).

En una noche en Nueva York se deben caminar muchas cuadras y en el trayecto uno se encuentra viejos amores y señores albaneses y música nueva y tragos gratis (muchos, si una se hace amiga del cadenero, del bartender, del mesero o de todos los anteriores). Las noches en Nueva York embriagan y huelen a sexo y whisky y moda y arte. Las noches en Nueva York saben a magia mezclada con Caipirihnas y Yamazaki. Aquí en una noche uno puede terminar vendiéndole su alma al diablo o, peor, enamorándose para una vida. Y, si uno tiene suerte, se encuentra también muy buenos compañeros de viaje y la bendición de The Man in the Suit y el Papaloy del Merengue y entonces, no importa cuán inesperada resulte la noche, se sabe que todo irá bien.

Recomendancias musicales para una noche con sabor hipster-fresa-latino-neoyorquino.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que tal crees que sean las noches pa la ultima semana de Junio??? Ya es casi un hecho solo espero visto bueno de tu parte jajaja

Unknown dijo...

Definitivamente que el elemento neoyorkino tan peculiar de espontaneidad y de aceptar lo aleatorio con entusiasmo produce sus efectos mas bizarros y emocionantes durante las noches.

Sobre el bar de hookah de las mil y una noches, la fiesta de Roosevelt Island, o el papaloy del merengue... debo decir que me divierto bastante compartiendo esta ciudad con tanto paisano y tanto latino