Esto de la "orientation week" es como los kinders Montesori... de hecho, todo en NYU se me hace medio Montesori (por lo menos para los estudiantes de maestría). Entre el discurso de "esto no es un campus", en tono de "no se sientan encerrados en bardas del siglo XVIII", y que uno se arma su propio paquete de cursitos de orientación à la carte, yo nomás no me termino de hallar. No me malentiendan! está padrísimo que uno tiene un menú interminable de eventos ñoños, recreativos, atléticos y sociales.
Pero mientras mis amiguitos de Columbia tienen math camp (que Diosito sabe que necesito con urgencia), yo tengo para escoger entre un tour por la biblioteca, un tour avanzado por la biblioteca y un tour virtual por la biblioteca. No se crean: también hay clases de "queer salsa dancing" donde seguro le muestran al pasivo a dejarse llevar (como si no lo supiera ya) y al activo las vueltas reglamentarias (que el pasivo agradece con una sonrisa poco inocente), talleres de housing con helado (si, ice cream and housing workshop), cursos de administración del tiempo, de manejo del estrés, de cómo ser yogui, vegan, hipster, modelo, vegetariano, kosher y demás hábitos alimentarios poco convencionales, así como un laaaargo etcétera.
Y yo, que necesito estructura o me da por fumar una cajetilla y beber media botella de mezcal diarias entre semana, siento que debería estar leyendo para mis exámenes finales, o de perdis tomando un propedéutico sobre métodos no estocásticos para conseguir marido. Y no, NYU lo que me ofrece es la libertad de cátedra y los métodos prácticos de aprendizaje: comer el tercer helado de yoghurt de la semana en un parque, mientras leo Love.Eat.Pray y veo pasar todas las razas de perros que existen en el mundo.
Así, en un intento desesperado por hallar un poco de látigo académico, me uní a un tour (normal, no avanzado - no quise abusar) por la biblioteca. De ahí se derivaron tres reflexiones profundísimas:
- Funciona exactamente como cuando uno visita Harrod's en Londres. Uno dice "para qué chingados necesito un mapa si nomás es una pinche tienda de ropa (qué tan difícil puede ser?)". Y luego termina perdiendo dos horas tratando de salir de las escaleras egipcias. La biblioteca central de NYU tiene 13 pisos.
- Por ser el tour normal y no el avanzado, me vi inmersa en un grupito de estudiantes de primer año (carne fresca, pensaría mi amiga Marina). Para mi mala suerte, a mí me gustan maduritos así que no tuve nada con qué distraerme más que con los atuendos alternativos de las chamaquitas que usan vintage, botines, fedoras y bolsas Louis Vuitton con largas correas. La diferencia entre ellas y las de los posgrado es la marca de las bolsas (cuando uno se hace viejo, Papi ya no financia los accesorios de diseñador).
- En el tercer piso está la colección de audiovisuales. Babeo. Me pregunto, por qué carajos no estudié otra cosa, como música o ciencias matrimoniales o cata de mezcal.
Y sumida en ese estupor maravilloso de las reflexiones sin sentido me doy cuenta que voy tarde para ir a demostrarles a los de Health Services que no tengo ni gripe aviar, ni gripe porcina ni rabia y gota y si una alergia galopante al polvo que se ha puesto peor con estos calores que no lo dejan estar a uno tranquilo.
Ahora lo que viene es aventar a alguno de mis flamantes compañeritos por las escaleras con la esperanza de que dé de baja la materia de métodos cuantitativos y yo pueda tomar su lugar. Por lo demás, todo parece indicar que requiero de hacer dieta, un vestido morado, una pareja y un boleto a Oaxaca para noviembre (ah, si, y sacarme la lotería o que me adelanten una lana de la beca o algo). Tlayudaland, ahí te voy!
1 comentario:
Amo que quisiras estudiar ciencias del matrimoño. Digo, para estar ad hoc con este gobierno nuestro, tan mocho él.
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