Hay un ligerísimo sabor amargo en el aire. Algo no está del todo bien. Ciertamente ya tengo varios días con el ánimo nublado. No ha habido viernes de Lucy in the Sky… sólo tristeza reprimida, nostalgia (adelantada?) y muchas, muchas cosas que arreglar. Es como si hubiera empezado el verano y el sol no me dejara pensar claramente. Como si todos se hubieran ido a un lugar más fresco sin mí. Es como si la fiesta, que con tanto cariño organicé, se hubiera acabado temprano.
Hace un par de meses pasé las mejores semanas que he tenido en un largo tiempo: todo estaba en su lugar. Tuve, por unos días, una certeza guardada en la bolsa del pantalón que me hizo muy feliz. Había cartas y mensajes y vinos nocturnos y largas comidas. Había fiestas y esperanzas y un mundo de posibilidades. Me di la libertad de olvidar un par de hechos y de creerme un par de mentiras. Todo bailó alrededor de mí por unos días. Amigos, padres, proyectos: todo se organizó en una coreografía maravillosa simplemente para darme gusto. Me compré los zapatos adecuados para bailar con ellos. Era la fiesta perfecta del té.
Después vino un ventarrón que terminó por deshacer la fiesta. El Viento volteó las charolas con pasteles, uno que otro músico salió volando, las copas con vino cayeron sobre vestidos caros y todos tuvieron que abandonar la escena con los peinados al revés.
Hace un par de meses pasé las mejores semanas que he tenido en un largo tiempo: todo estaba en su lugar. Tuve, por unos días, una certeza guardada en la bolsa del pantalón que me hizo muy feliz. Había cartas y mensajes y vinos nocturnos y largas comidas. Había fiestas y esperanzas y un mundo de posibilidades. Me di la libertad de olvidar un par de hechos y de creerme un par de mentiras. Todo bailó alrededor de mí por unos días. Amigos, padres, proyectos: todo se organizó en una coreografía maravillosa simplemente para darme gusto. Me compré los zapatos adecuados para bailar con ellos. Era la fiesta perfecta del té.
Después vino un ventarrón que terminó por deshacer la fiesta. El Viento volteó las charolas con pasteles, uno que otro músico salió volando, las copas con vino cayeron sobre vestidos caros y todos tuvieron que abandonar la escena con los peinados al revés.
Hubiéramos podido continuar la fiesta adentro, como en muchas otras ocasiones… reírnos del aspecto perjudicado de todos, bajar al saxofonista del árbol donde quedó atrapado… Pero en esta ocasión, nadie se acordó de dejar la puerta abierta. Sin más remedio, los invitados se regresaron a sus casas y sólo un par tuvieron la amabilidad de quedarse para ayudarme a limpiar.
Y desde entonces nada ha sido igual. Un invitado, en especial, prefirió buscar fiesta por otro lado. Me ha dolido darme cuenta que algunas amistades se basan en la fiesta y, cuando las copas se acaban, la relación queda hueca, y el invitado decide llevarse a varios comensales a otra fiesta. Siempre ha sido un problema esperar cosas específicas de la gente. En contraste hubo otra persona siempre estuvo dispuesta a ayudar con las tazas rotas y las manchas de pastel. En cierto sentido, la idea de que un poco de viento nos haría bien fue de esta persona… y luego las cosas se salieron de control. Sin embargo, nunca me ha dejado sola y eso debo agradecerlo. Siempre ha sido un problema también recibir cosas inesperadas de los demás. No se puede evitar crear expectativas futuras.
Y el sombrerero, mi querido sombrerero, que últimamente anda perdido en su propio mundo, librando batallas con sus dragones personales. Realmente no supe a dónde voló el hilito que nos tenía atados. Tal vez nunca existió. Tal vez sigue ahí y simplemente ha cambiado de color… tal vez tuvo que ocupar el material para zurcirle un sueño a alguien más. O tal vez ha decidido tejerme un paracaídas sin consultarme. Lo único que sé es que ese hilo se siente desaparecido y que sin él no me han quedado muchas ganas de bailar. También se que, en el alboroto, se me salieron la certeza que traía guardada en el bolsillo izquierdo y un par de afectos. Si alguien los ve, por ahí tirados, regálelos en mi nombre.
Ahora me toca desenvolver un par de cubos de mis propios consejos y endulzar mi te negro con ellos: don’t make it personal, don’t make it about you. Terminando el te, comienzo a empacar. Algo me dice que las maletas se irán un poco más livianas de lo que había calculado.
Y desde entonces nada ha sido igual. Un invitado, en especial, prefirió buscar fiesta por otro lado. Me ha dolido darme cuenta que algunas amistades se basan en la fiesta y, cuando las copas se acaban, la relación queda hueca, y el invitado decide llevarse a varios comensales a otra fiesta. Siempre ha sido un problema esperar cosas específicas de la gente. En contraste hubo otra persona siempre estuvo dispuesta a ayudar con las tazas rotas y las manchas de pastel. En cierto sentido, la idea de que un poco de viento nos haría bien fue de esta persona… y luego las cosas se salieron de control. Sin embargo, nunca me ha dejado sola y eso debo agradecerlo. Siempre ha sido un problema también recibir cosas inesperadas de los demás. No se puede evitar crear expectativas futuras.
Y el sombrerero, mi querido sombrerero, que últimamente anda perdido en su propio mundo, librando batallas con sus dragones personales. Realmente no supe a dónde voló el hilito que nos tenía atados. Tal vez nunca existió. Tal vez sigue ahí y simplemente ha cambiado de color… tal vez tuvo que ocupar el material para zurcirle un sueño a alguien más. O tal vez ha decidido tejerme un paracaídas sin consultarme. Lo único que sé es que ese hilo se siente desaparecido y que sin él no me han quedado muchas ganas de bailar. También se que, en el alboroto, se me salieron la certeza que traía guardada en el bolsillo izquierdo y un par de afectos. Si alguien los ve, por ahí tirados, regálelos en mi nombre.
Ahora me toca desenvolver un par de cubos de mis propios consejos y endulzar mi te negro con ellos: don’t make it personal, don’t make it about you. Terminando el te, comienzo a empacar. Algo me dice que las maletas se irán un poco más livianas de lo que había calculado.
Nota: La imagen aquí mostrada es una gloria. Para ver mejor, píquenle aquí
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