domingo, junio 13, 2010

Preguntas de un domingo Cenicienta


¿Y si te digo que me quedaría contigo? Tal vez debería decirte que si me pidieras que me quedara, olvidaría todo en un segundo: no me importarían ni mis padres ni mis amigos ni los planes ya iniciados. Tal vez debería decirte que te quiero, pero eso ya lo sabes. Y tal vez debería decirte que a veces no puedo evitar imaginar cómo serían las cosas si me ofrecieras un lugar junto a tí. Pero se que no lo harás, porque me quieres demasiado… o, tal vez, porque nunca me has querido lo suficiente. Y en esa certeza, me debería dar la licencia de decírtelo (pues no sé si me sentiría así si fuera de otro modo). Pero no lo haré porque no quiero escuchar tu respuesta.

¿Y si te digo que no cambiaría nada? Podría decirte que desearía haberte encontrado en otros días, con otras cosas en la cabeza y el corazón en otra parte… que deseo, en verdad deseé, haberte encontrado unos cuatro años antes, o unos cinco después. Pero no es verdad (en su mayor parte). No cambiaría el punto en el que me encuentro y no lamento haberte obligado a compartir, de una manera o de otra, mis días y mis noches. Y bien podría darte un beso en la frente y otro en los labios y decirte al oído que daría la mitad de lo que soy para que las cosas no fueran tan complicadas. Pero no es así. En cierta forma me sentiría como “una mas” si las cosas fueran fáciles. He disfrutado cada estrategia, cada desastre, cada una de las pequeñas tragedias y el hecho de que aún sigues cerca.

¿Y si te digo que cada que te toco me duele? Debería informarte que estar contigo es como estar con un fantasma a punto de desaparecer, que extraño las conversaciones que tenemos antes de que acaben, que siempre que te toco se que podría ser la última vez, que me duele tu voz y me duelen tus manos y tus ojos siempre me dan la estocada fatal. Pero no valen la pena… porque cada vez, también, me revives con un beso y me mantienes viva a base de palabras y promesas de noche y vino y humo. Hermosa forma de morir…

¿Y si te digo que todo ha valido la pena? Debería quitarme el peso de encima y decirte de una buena vez: las noches contigo han valido su peso en oro: los regaños de mis padres, tus maniobras en la agenda, mis berrinches, tus dudas, mis lágrimas y tus preocupaciones. Todo… Diez años en el limbo por veinte meses en un tenue paraíso.

Se que hay cosas que debo decirte, sin peros ni segundas visitas. Y si no te las he dicho es por miedo de mover el fragilísimo equilibrio que existe entre nosotros. Y se que tal vez no aguante las ganas de decírtelas antes de partir. Pero, al final, no se qué tanto valga la pena… sabes que tengo el alma un tanto enamorada. Lo demás ¿es acaso importante?

1 comentario:

Michelle dijo...

Pero no entiendo, ¿te va a dejar? ¿ya te dejó?. Por otra parte, no, lo demás no importa. Yo sé que no es de mí de quien esperas respuesta, pero igual te la doy, o se la doy al espacio (cibernético).