Los celos son terribles y hermosos. Es esa violenta combinación de reflexiones y sinrazones que nos empuja a querer no sólo el juguete del otro, sino, además, uno nuevo nada mas para nosotros.
Los celos me resultan facinantes. Puede ser porque sentir celos es un recordatorio de que la sangre es caliente y de que no se tiene todo el control (ni sobre las emociones propias ni sobre las del otro). O puede ser porque sostengo que son la máxima expresión de egocentrismo. Creo firmemente que los celos no salen de "te amo tanto que no puedo compartirte", sino de "la idea de que no represento tu mundo entero simplemente me vuelve loca".
... Y al mismo tiempo me gusta, si acaso, coquetear con la posibilidad de provocarlos.
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1 comentario:
Si de celos se trata, no tengo legitimidad más que para defenderlos, se hace un esfuerzo por controlarlos pero al final saben bien mientras no cobran las consecuencias
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