lunes, marzo 08, 2010

Adieu, mon chèr (je voudrais dire à bien tôt…)


Los viajes ilustran (#dicen). Y en mi caso, mi espíritu errante y un poco atormentado vive con el constante ardor de salir huyendo. Amo la fuga. La fuga y el poder curativo que tiene. Nunca estoy tranquila si no tengo un viaje (por corto o simple que sea) bien marcado en el horizonte visible. En parte porque siempre tengo algo que sanar, en parte porque siempre tengo ganas de moverme, de cambiar, de no echar raíces.

Mérida es uno de mis lugares favoritos. Algo en el aire de esta ciudad (que huele un poco a naranja agria, un poco a hojas quemadas) me sume en un delicioso estupor. Adoro las palmeras, las avenidas largas, la alta catedral. Encuentro fantástica la oferta cultural que tiene: en esta ocasión me regaló una exposición de Dalí verdaderamente extraordinaria. Obvias resultan las odas a la comida y la bondad de la gente de estos lares. Pero, de todo, lo que más me gusta es el endroit. Los edificios que parecen pasteles merengosos, pisos de ajedrez, en colores pastel y detalles afrancesados me transportan al Caribe colonial. Y las sillas confidente me parecen la cosa más dulce que jamás se pudo haber inventado.

Será que pasé demasiados años leyendo a García Márquez y visitando Cuba cada tres meses, pero guardo esas imágenes de fincas adornadas con mármol y cantera en lo más profundo de mi corazón de pasita. Cuando viajo a lugares como Mérida me lleno de una dulce nostalgia. Nostalgia de esos años de lecturas y viajes y boleros mañaneros. Pero también nostalgia de tiempos que no ví y que me parecen extrañamente familiares. Nostalgia dulce, de todo y de nada y de unas ligeras ganas de llorar.

Dicen que los viajes ilustran y hoy me siento un poco más ilustrada. No por eso mejor o más aliviada (lo contrario tal vez sea más acertado). Esperaba que el tiempo se agotara antes de verme obligada a moverme de mi cómodo lugar (cómodamente cerca de esos ojos y las manos frías), pero no fue así. Hubiera dado la mitad de lo que soy por sentarme en una de esas sillas y platicar. Y platicar y dejar que el tiempo se escurriera como sólo se escurre con … y hubiera dado la otra mitad porque en el platicar se hubiera escurrido el tiempo sin darme cuenta. Pero el tiempo se agotó de otra forma no tan benévola. Y es tiempo de hacer una pausa. Hoy es tiempo de fuga.

Tu me manqueras, mon chér. Tu me manqueras…

1 comentario:

Unknown dijo...

Fuga???????? Entonces Huyé huyé cobarde jajaj ntc...Qué bueno que te hayas escapado a la tierra natal de bombón Loret!!!
Envidia la comida, los olores y todo eso que relatas... creo que debí huir contigo...aunque a decir vdd también creo que necesitabas este tiempo sola...
T espero a tu regreso...
Un besoooooooooooooo