sábado, diciembre 26, 2009

Buffet Internacional


Hay algo en el aire de Miami que abraza los sentidos y los somete a un delicioso estupor. Será la brisa tropical que baña la piel de un rocío salado, será la mezcla de culturas que ha creado un mosaico único y fascinante... Será el distrito Art Decó que no deja de enamorarme. Todo aquí invita un poco a pecar.

Pero no un pecado sórdido y vulgar (como Las Vegas o Ibiza). Es un pecado mas refinado. No es la falta de gusto del Ceasar's Palace, es el glamour caribeño del Sagamore (que me recuerda cada noche a un pequeñito Empire State). Es la elegancia de los 20, con un poco de salsa. Es un vestido Proenza Schouler y flores en el pelo. Son las calorías de los vinos argentinos, el lechón al mojo de mis primos cubanos, la cena de Navidad perfumada al coco y una pizca de cardamomo malayo.

Es la oferta que no acaba: los vecinos judíos, los increíblemente bellos meseros Argentinos, es el acento colombiano del concierge (que, no puedo negar, me debilita las rodillas). Son los turistas de todo el mundo, los cubanos que se han apoderado de la península y los "güeros", extranjeros en su propia tierra. Es un verdadero buffet internacional.

Muy en contra de mi voluntad (me encontraba yo muy a gusto envuelta en una toalla, cerveza en mano, leyendo una buena recomendación) anoche salí de marcha. Temía un poco el formato de "cadena" (aquí si aplica el "no one ugly allowed"). Temía que la sobreexposición al reguetón acabara con los 4 gramos de audición que me quedan... O peor! Que tocaran, al mejor estilo gringo, puro Bon Jovi y Busta-Rhymes.

Nada de eso. A las 5am regresamos al departamento. Un poco ebrias, con arena en los zapatos y algo cansadas, tras agradecer el hecho de que se permita fumar en esos antros de ultra gran escala (con extractores de aun mayor magnitud), escuchar La Loba en inglés, colarnos a la sección VIP quita-pon y ... deleitarnos (a falta de una mejor palabra) con un delicioso y generoso buffet internacional. Pinot Grigio, Pinot Noir: A las 4 de la mañana acaso importa? Solo es cuestión de tener el suficiente cuidado para no tomarse la copa de la amiga.

Ah, delicioso y adictivo pecado. Definitivamente el all-you-can-eat en Miami ha tomado un nuevo sentido.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Eres epicurea.