jueves, diciembre 08, 2011

De la Madness o por qué la mujeres creen que todo es sobre ellas


Alguna vez K soltó una frase que se me quedará grabada para siempre: ¿por qué las mujeres siempre piensan que todo es sobre ellas? Me hizo sentido. Ciertamente, no conozco una sola mujer que no se haya ahogado en un vaso de agua que ni siquiera era para ella. Cuando algo va bien, y sobre todo cuando algo va mal con algo externo a nosotras, una inmediatamente se ubica en el epicentro del asunto. Que si el jefe anda de malas, algo trae contra nosotras, que si la muchacha no llegó, seguro le caemos mal, que si el chico de la cafetería nos dio café grande en lugar de mediano, seguro le gustamos...

Debo aceptar que desde que el sabio Don K me compartió ese pedacito de información masculina clasificada, siempre he intentado mantener mi propia persona al margen del asunto a analizar. Pero, de vez en cuando se me sale lo nena. Esta semana se me chispotió dos veces. Entre la letra de una canción que suena sospechosamente familiar y una desaparición misteriosa, la verdad es que no pude evitar pensar que todo rota alrededor mío.

Resulta que pasé un gran fin de semana con el judío republicano (o republicano judío? Qué será mas apropiado?) Y me mostró una canción que compuso hace un par de semanas. La canción hablaba de cierta chica que lo tiene... pues digamos que ansioso. Acto seguido, yours truly tuvo a bien (tímidamente, si quieren) proclamarse la musa de tan jocosa letra. Claro, el autor nunca aclaró el proceder de la inspiración, y yo no hice nada por salir de la duda. Y es que, claro, como soy mujer, no pude mas que quedarme con la vaga idea de que el republicano en verdad pensó en mi cuando escribió esa canción. Pero ahora nunca lo sabremos, así que la pregunta me corroerá por siempre. Hubiera sido mas fácil (aunque probablemente imposible) no suponer nada personal.

Para agregar a la madness, el lunes este sujeto "olvidó" reportarse por la mañana... Y por la tarde y por la noche. Traté de concentrarme en mis finales pero claramente me resultó mas entretenido adjudicarme las causas del extraño comportamiento. Pasaron las horas y las horas (y mi lectura seguía sin ser atendida) y pasaron dos días y el muchacho a penas si dio señales de vida. Y ahí va D a examinar en retrospecitva cada uno de los movimientos ejecutados apenas un par de días antes. Habré dicho algo incorrecto? Será que me quedé con el por gran parte el domingo? Será que tomé el bus de regreso a casa? Y claro, también me pasaron todos los escenarios posibles por la cabeza: que si tiene mucho trabajo, que si se quedó sin datos en el teléfono (aunque aun podría mandar mensajes... Mmmhh), que si se cayó en uno de esos street basements neoyorquinos, que si se enamoró de su secretaria, que si se unió a la campaña de AMLOve. Claro que el hombre se reportó adecuadamente el miércoles por la noche: ha estado muy ocupado, pero me extraña. Lo veré esta tarde, antes de que salga de viaje. Fin de la madness.

Qué molesto! ¿Por qué tenemos que hacer todo tan complicado? ¿Por qué será que las mujeres siempre pensamos que todo es personal? ¿Por qué, si el hombre no manda un mensaje de buenos días y se tarda un rato en responder un Mail, inmediatamente pensamos que algo está mal, que se nos olvidó depilarnos el bigote o que se encontró a Leighton Meester en la calle (eso si pasa en NY) y se fueron a vivir a Argentina? Y pues si,  es que resulta que los hombres son de Marte y las mujeres... Las mujeres somos de La Chingada.

- Posted using BlogPress from my iPad