En uno de los blogs que más amo encontré esta belleza. Me hizo feliz. Últimamente todo me hace feliz. Pasar un jueves casi de pinta viendo a Nadal y a Williams y tomando piscos y champaña en Soho. Ir de excursión a Brooklyn y terminar corroborando que soy pésima para el boliche (en algún punto, mi bola se fue a dar al canal de otra persona...) y tratando de bajar a Fabian de una bicicleta que no es de él. Y ver a Miami Horror. Y besarme con un tipo durante un concierto en Terminal 5. Y comer arepas y mojarme los pies en la lluvia neoyorkina. E ir a clase y caminar a la escuela y ver de nuevo a mis amigos (los de aquí y los de allá). Y hacer el bruch con unlimited mimosas (por la módica cantidad de 20 dólar) e ir al MoMa un domingo por la tarde y pagar una cantidad exhorbitante por entrar a ver una película francesa a un disque cine de arte pichurriento. Y cantar Je t'aime, moi non plus.
La vida me trajo al País de las Maravillas y todavía no he encontrado la razón específica. No se qué hago aquí más que ser feliz. En verdad no lo se, pero lo agradezco todos los días. Y hoy recibí una carta demorada. Y en alguna manera extraña esto también me hizo feliz. Y he decidido que Mr. G no es para mí. Y también eso me ha puesto feliz. Y una amiga se casa pronto, y otras están explorando otras opciones. Y algunos amigos se enamoran y otros hacen que la gente se enamore. Y todo, en mis ojos, todo está bien. Y me he ganado boletos para ver a los Black Eyed Peas y vivo en Nueva York y tengo un cuadro de Paris en mi habitación y no puedo creer mi suerte.
Y sólo me queda ser feliz por la gente que quiero y disfrutar mi estancia en Wonderland (a la que ya le queda menos de un año). Y continuar portándome un poquito mal... porque (according to the Man in the Suit) cosas buenas le pasan a la gente mala.
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