De pasos y zapatillas

Hoy me levanté temprano (anoche hubo fiesta, pero la levantada tenía un fin ulterior). Vi a Alejandra frente al parque y fuimos por un café grande.

Tomamos el metro a Soho. Estuvimos formadas unos 20 minutos antes de entrar. El hecho de hacer una venta de zapatos en una boutique erótica me pareció una idea genialísima.

Alejandra salió con unos clogs MiuMiu. Yo con unos stilettos Prada de charol (y la firme intención de regresar por las esposas doradas, los juguetes sexuales de perlas y el fuete con plumas).

Caminamos todo Houston de regreso. Los días siguen siendo de azul perfecto, de viento fresco. 

Envié mi propuesta. Se que será destrozada. Igual sentí la cosquillita de hacer lo que me gusta. Se que se acerca la hora de ponerme a trabajar. 

Pero mientras los plazos se me terminan de venir encima, me tomé un par de horas para llorar ante la belleza (elaboro pronto sobre So You Think You Can Dance). Si he tenido una época más marcada por la música y la danza y el azul del cielo, no la recuerdo. 

La semana me asoma un par de retos. Yo les ofrezco un par de canciones para aligerar la mañana de lunes.