La semana pasada acompañé a una gran amiga a buscar un gran vestido para un gran día. Esta semana la que busca algo grande soy yo. Busco un espacio entre, al menos, 4 paredes donde quepan mis bolsas queridas, mis stilettos y como 14 toneladas de jeans y vestidos para toda ocasión. Busco o voy a buscar o espero encontrar o como sea… el punto es que requiero un bien que por el momento no tengo y debo hacer algo al respecto.
Creo que en estos últimos dos años he buscado más cosas que en toda mi vida: programas, respuestas, lugares, becas... un techo. Mi primer empleo me encontró por celular. Mi segundo empleo lo obtuve durante la primera entrevista laboral que había hecho en mi vida. Mi universidad, e incluso, mi carrera se me pusieron enfrente y provocaron un tropiezo afortunado. Amigos, zapatos, vestidos, viajes… casi todo me ha llegado sin buscar. Una vez busqué a una persona por varios años. Fue sólo cuando dejé de buscar que se me paró enfrente (con unos horribles lentes oscuros y cara de pocos amigos). Y ahora tengo que interrumpir mi mundo conocido para emprender una búsqueda. Tal vez, la primera de mi vida adulta.
Opciones hay miles. Desde dormir bajo un puente con la bolsa Gucci de almohada, hasta talonear de aquí a septiembre y rentar la townhouse más bonita de Madison Ave. Ciertamente, las opciones de renta independiente para alguien como yo (una vividora y extranjera) son poquísimas. Al menos en Manhattan. Entonces busco alternativas. Cuenta la leyenda que Brooklyn ahora es cool y el viaje en tren de allá tarda menos de lo que yo hago a Santa Fe en auto. Cuenta la leyenda que en Harlem ya no hay tanto asalto. Cuenta la leyenda que dos mil dólares de renta es un buen precio.
Y claro, las opciones han comenzado a danzar frente a mí: que si el dorm no es tan malo, que si vivir un poco más lejos… que tener un roomie es la opción. Momento. No lo había considerado seriamente… Un roomie. Y entonces otra búsqueda. Suponiendo que mi ser odioso, neurótico y egoísta es capaz de convivir con una sola persona por más de unas horas a la semana, tal vez la opción de compartir no sea tan mala idea. Compartir, ok, pero con quién? Hombre, seguramente, me gustan más los hombres. Limpio, que no critique mi música y que se parezca al portero de la selección holandesa.
He buscado mucho. Craiglist es … curioso. Bajo la categoría de "shares and sublets" he encontrado una variedad de anuncios dignos de recordar. Desde los que gritan neurosis: "no cats, dogs, monkeys, visitors, noise, water, steps, studying, talking or breathing allowed…". Los hipòcritas "openminded easygoing midwest woman looking for a roomate. No gender or religion preferred. Latinos, blacks, jews or females NOT wanted". Y el mejor de todos: "respectful mid-aged male looking for neat, responsible person to share a Soho loft. If female and willing to not ware clothes upon request, rent for free. $4,000 otherwise".
No les diré aquí realmente lo que pienso del último. Ni tampoco mis argumentos. Tal vez los adivinan. Lo único que diré es que esta semana me ha recordado que la eterna búsqueda es un fenómeno generalizado. Hay personas como yo que tienen alma de mochilero (que no hábitos, yo no viajo ligero). Aman viajar por el rush de moverse, de lograr el arribo, pero justo cuando llegan al primer punto del itinerario, ya están pensando en el destino que sigue. Yo busco siempre para no acostumbrarme a nada. Hay otras personas que buscan siempre para encontrar lo que les permita ya no buscar más: la pareja para toda la vida, la casa de ensueño, la dieta perfecta.
Everybody is looking for something. Yo encontré lo que quería hace bastantes años. Igual tengo que seguir buscando…
1 comentario:
Todos dicen no dogs, no cats, no pets, but... what about you're gay husband??? quepo en cualquier huequito, si no hay ps no como, limpio, cocino y arreglo ropa!!! Llévelo llévelo, y si ya lo tiene, no lo abandone. Te quiedouuuuuuuu
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