Parece que
el miedo ha conquistado
tus ojos negros
profundos y templados.
¿Qué va a ser de ti? ¿Qué va a ser de ti?
¿Qué quieres? ¿a dónde vas?, me preguntaste aquella noche. Voy a otro lado, a cualquiera que no sea este, donde me tienes. Me voy a un punto medio, más lejos de ti y más cerca de mí. No quiero un par de notas, quiero sinfonías enteras. Sólo quiero mil noches como esta y que me beses la espalda y no me prometas nada.
Miénteme y di que no estoy loco.
Miénteme y di que sólo un poco.
¿quién teme... quién teme? di... ¿si yo me pierdo?
Mi corazón
salvaje y estepario
lamo poemas caídos de tus labios
¿Qué va a ser de ti? ¿Qué va a ser de ti?
¿Qué va a ser de ti, qué va ser de mí? Me preguntaste al oído. No quisiste escuchar la respuesta. De ti va a ser la vida. Y te irá bien. Me salen mejor las bendiciones que las maldiciones. De mí será la espera y lo que se logra hacer con el tiempo que queda en medio. De mí será lo que esperas. Eso me tiene tranquila. De tí y de mí serán un ciento de lunas claras, 36 fouettés y un amante bandido.
Tu pecho es
tan cruel como bendito. Tu cuerpo en fin, Babel y laberinto
¿Qué va a ser de ti? ¿Qué va a ser de ti?.
Miénteme y di que no estoy loco...
¿Y nosotros? Pensé, adelantando un poco tus palabras. Nosotros somos Henry y Anaïs. Henry debe regresar a June (curioso que después de Junio vendrá la hora 25). Sabes que desearía que fueras Paul. Me voy de viaje y que esperaré a que te cambies de nombre. Y sabes que no te esperaré sentada: te esperaré en el andén con las maletas hechas, oliendo a flores y montada en los tacones que tanto te gustan.
Mil años pasarán
y el duende de tu nombre
de luna en luna irá
aullando fuerte...
Miénteme y di que no estoy loco...
Paso a paso, tu huella he de seguir...
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