Paris, que je te quitte

Tengo pocas pero claras certezas. Que hay personas que estarán siempre atadas a mi vida es una de ellas. Que todos tenemos en nuestro camino esos personajes que, para bien o para quién sabe, nos pasan por enfrente y nos sacuden como un tifón. Que después de ellas no hay marcha atrás. De hecho, no sé si todos tenemos esa suerte. Tal vez sea afortunada: hay dos personas que, en su momento, imantaron mi brújula. Ninguna de ellas está en mi vida de fijo, ni tiene un lugar en mi agenda. Eso es lo más bonito de todo.

Creo que, en parte, esa certeza (la de los lazos invisibles) debe actuar como una medicina para el apego. Creo también que los apegos son pequeñas maldiciones que sólo producen tristezas. Uno se aferra sólo a lo que se sabe inseguro. Es por eso que los apegos son una cosa femenina. ¿Por qué carajo nos aferramos tanto? Porque a las mujeres nos cuesta más tener certezas. Es nuestra naturaleza dudar, indagar, desconfiar.

Hay cosas que son tan perfectas que no pueden encajonarse, que pertenecen al viento. Creo que los varones tienen una habilidad natural para entender esto. Admiro la capacidad de desapego que tan naturalmente les viene. Odio la tendencia que tenemos las mujeres para confundir eso con desamor.

¿Será que se puede entrenar al alma para no adherirse? ¿para no trabajar con base en el miedo sino en la certeza? A veces que olvido lo que tengo seguro y me entra el pánico. Será el olvido o será que la vida sería muy aburrida sin interrogantes …

De la música si estoy segura, de eso sí estoy segura.

This is your life, The Killers (Day & Age, EUA, 2008)

Esta canción en vivo es simplemente indescriptible. Tenía que hacer mención.

Paris, Camille (Le sac de filles, Francia, 2004)

Es una oda a la ciudad de cuento. Una oda que le anuncia al objeto del afecto la partida inminente. La fuga. Es una buena canción para fugarse.

Seule, Keren Ann (La biographie de Luka Philipsen, Francia, 2005)

Otro descubrimiento del fin de semana. Apropiada para las tardes de sol que no calienta.