jueves, septiembre 10, 2009

Es cuestión de caridá

A fake orgasm is better than no orgasm at all. Is it really?
Si… hasta cierto punto. Cierto es que todos y todas preferiríamos que cada uno de nuestros encuentros sexuales tuvieran final feliz (mínimo). Sin embargo, una de las tantísimas desgracias fisiológicas de las que sufrimos las mujeres es la complejidad de lograr un orgasmo (no se digan 2 o más en un mismo encuentro). Llegar es sumamente complicado. No sólo requiere que el compañero sepa qué chingados está haciendo (y dónde carajos queda cada cosa… a big MUST), se necesita la mezcla perfecta de autocontrol, autoliberación, excitación, ganas y voluntad. Y por si fuera poco, también las condiciones externas influyen. Que si la cama se resbala de la base, que si oí ruidos, que si hace frío… que si la canción esa me distrajo y ahora pienso en qué me voy a poner mañana…

Lo sabemos. Sabemos que para ellos es importantísimo que la niña que se están tirando los venere por siempre como el máximo Dios del Sexo. Ya sea por cariño (maybe) o por ego (most likely), para un hombre es crucial que su pareja tenga un orgasmo. Y luego la presión, por algún torcido giro de tuerca, termina cayendo sobre una. Todo mal.

Al final, cuando todo falla y SE SABE que el orgasmo no se logrará, todo se resume en el pequeño dilema femenino: fingir o no fingir.
Cinco puntos sobre el engaño absoluto:
  1. Terminar el acto de una buena vez (sin herir sentimientos ni dar explicaciones).
    La verdad es que hay veces que una ya ni se la está pasando bien. Y el tipo insiste “vente primero”, “nos venimos juntos”, “yo te espero”… caraaaaaajo.
    O peor aún! Cuando la pareja se cree Lance Armstrong y pretende durar 5 horas o 7 orgasmos, lo que suceda primero. Mejor terminar antes de resultar severamente perjudicada. Señores: después de la hora y media de intercourse comienza el ardor. No chinguen.
  2. Contrarrestar el timming. Esto aplica también cuando ya no hay tiempo. No necesariamente se la tiene que pasar una mal. Simplemente hay veces que una hora y 20 no es suficiente para lograr el objetivo. Si una decide simplemente terminar el acto, los dos terminan sintiéndose frustrados. ¿Qué daño hace una pequeña mentira si se pretende minimizar el infortunio colectivo?
  3. El Ego boost. Ok, misión cumplida, nos venimos más bien rápido y el tipo sigue tan campante. Al cabo de un rato y bastante esfuerzo de ambos, él se merece una palmadita en el hombro. Ergo, el segundo (o tercero) es completamente fingible.
  4. Darle batalla a un hombre multiorgásmico. No son un mito, si existen. Algo en mi vida pasada debí haber hecho muy bien, pues el dueño de mi corazón tiene la capacidad de tener más de un orgasmo por partido. Cool? Casi siempre. El problema es cuando la cosa se convierte en competencia numérica…
  5. El arma de doble filo. En cualquiera de los casos, fingir debería ser siempre el último recurso y no una práctica habitual, por amor propio y por precaución. Hay hombres que nunca tienen suficiente apapacho moral. Si una comienza a fingir encuentros exitosos siempre, éstos tienden a convertirse en dobles, triples o cuádruples. Y al final del día, el tipo no se entera que lograr uno genuino es una verdadera proeza (ni lo que hizo bien para ayudarte).

* tip de vida, compañeros: sólo el 10% de la población femenina mundial tiene la capacidad y los conocimientos necesarios para tener más de un orgasmo en un encuentro. No se la traguen tan fácil y mejor échenle ganitas.

Cuando de fornicación se trata, una no se encuentra sola en el cuarto. Y si sólo uno de los dos va a llegar, en el mejor de los casos, por qué negarle ese placer. Hay veces que, por caridad, a fake orgasm is better than no orgasm at all.

2 comentarios:

Marination dijo...

Yo solo puedo decir: amiguitz! Eres sabía! Jaja bs

Claudio dijo...

Lo peor es cuando nos dicen que quieren mas porque aun le han quedado ganitas" , y uno que le ha puesto ganas haciendolo como creemos que les gusta!(cuando lo que queriamos era un rapidito mimoso )