martes, agosto 25, 2009

Volver

Se dice que todo tiempo pasado fue mejor. También cuenta la leyenda que uno no aprecia realmente lo suyo hasta que ya no lo es más. Yo creo que este corchete de sabiduría popular es cierto, sólo a medias. Quiero creer que parte de alcanzar la madurez emocional y esos estados zen a los que sólo mi maestro Mariano (para todos los preguntones: no, no se trata de Mariano en tu vida) puede tener, es aprender a disfrutar lo que tiene uno en el momento, a sabiendas de que nada es para siempre.

Mas pero sin en cambio, la nostalgia es inevitable y, a veces, engañosa. Uno tiende a olvidar, a justificar o a disminuir los defectos del sujeto que se nos fue (que nos dejó, más bien) para sólo recordar lo bueno. De ahí que añoremos lo que ya no tenemos, aún si cuando lo tuvimos fuimos presa de sufrimientos y vejaciones e ignominias.

Regresar a mi vieja escuela (porque ese cacho de barranca construida sobre montones de basura no se puede llamar universidad) me dejó nostálgica. Y es que, al final, estudiar en ese centro del saber y de egolatría rampante es como tener un novio golpeador y emocionalmente abusivo. Por alguna extraña razón, cuando uno sale del hoyo no recuerda claramente las noches sin dormir, los daños al amor propio y la juventud perdida. Sólo recuerda el buen sexo y las cenitas jocosas.

Fue raro volver. Todo sigue igual (igual de feo que Legaria y zonas circundantes), la Ibero sigue igual de soleada y el CIDE (inexplicablemente) sigue igual de húmedo y frío. Sólo que ahora hay más coches caros en el estacionamiento, venden sushi en la cafetería y hay un Palacio de Hierro en medio del patio (la nueva biblioteca, sospecho). Creo que hay más niñas flaquitas, alaciaditas y portando bolsas de marca. Como en la Ibero, pero sin sol. Ni mejor ni peor. Fue raro.

No he decidido si me dieron ganas de volver, o sólo me dejó buen sabor de boca el recuerdo. Creo que eso es difícil saberlo. ¿Extraño esa cosa rara que tengo con él cuando no la tengo? Si, sin duda ¿Me dan ganas de volver? No lo sé… En este momento sólo se que cada vez me dan más ganas de huir y reinventarme… y sé también que, extrañamente, esta metamorfosis se dará cuando vuelva a ser estudiante. Old habits die hard.

5 comentarios:

René dijo...

Volver no siempre es tan acertado. A veces funciona, a veces es sólo el capricho de la historia, el capricho de la memoria.

Sin embargo, reinventar el pasado, transformarlo, quererlo, hacerlo presente y después tirarlo, vale la pena. Eso sí vale la pena...

Unknown dijo...

Yo creo que si quieres volver, déjate déjate de preguntarte si estas lista o no, deja de buscar pretextos para afrontar lo que la vida te va poniendo en el camino. Sé que estás más que lista es cosa de que dejes de pensar que algo te detiene aquí o allá... no crees?
Estoy harto contenta por tí, por lo que has logrado, así que deja de quejarteeeee y dale pa´lante... que yo quiero ir a visitartzzzz jajaja ya te dije aunque sea de chacha...
TQ

Octavius dijo...

Compañera ejidataria, hace rato me agarró dormido. A la distancia que estoy de la pantalla para comerme mis quesadillas, no alcanzo a ver ni madres de la entrada y sospecho que si me acerco tampoco. Sea considerada, por favor, no todos tenemos buena vista (ni social club ni de la otra).

Di dijo...

Compañero ejidal: no chingue. Eso déjelo para mi cuasi-novio 35añero. Acerquese un poquito o tenga la delicadeza de no engullir quesadillas mientras lee este altar a la cultura. Échele ganitas! La que quiera azul celeste, que se acueste.

¿Qué? ¿Ya me va a aceptar la propuesta de matrimonio?

Octavius dijo...

No, ya me acerqué a la pantalla y no cambia mucho la cosa. El problema es el fondo negro y la tipografía, que es blanca y además demasiado pequeña. Le juro que aunque me acerque siento como si bailara el texto.