viernes, julio 17, 2009

On Jarri Puiterz

Ni siquiera intentaré ocultar mi rampante ñoñez. Si, soy “ídolo” del maguito pendejo y de sus ridículos amigos. No por nada pasé una valiosísima tarde de jueves, de cacería como dice El Sabio, en un cutrísimo cine rodeada de chamaquitos y sus nacos padres (si, con marinas de mole del Nuevo Mundo de contrabando y todo). Mariano, te la debo.

Podría despotricar sobre lo chingona que es la historia, o sobre cómo revivió la lectura entre los niños clasemedieros de todo el mundo. Pero no… no seré sujeto de sus burlas o críticas. Mas sin en cambio, si les dejaré una reflexión al respecto.

Ayer viendo tan bonita película -en mi opinión es estéticamente es hermosa, la más bonita hasta ahora- recordé que he entrado en la edad del anti-crush. Triste realidad. Y es que el crush (a todos los puristas del lenguaje: los reto a darme el término correcto en español) es de los mejores placeres de la vida. Tener a tu objeto de deseo/afecto dolorosamente cerca y por instinto de conservación o por pendejez pura no atinar ni un solo movimiento asertivo es simplemente mágico. Ver al sujeto en cuestión a lo lejos y sentir cómo acelera el corazón, cambiar la ruta sólo para toparse con él, e incluso arreglar la agenda social en torno a sus gustos… todo con la esperanza de rozar dedos accidentalmente, de intercambiar miradas, de un saludo o una sonrisa.

A mis mozos 25 veo cada vez más lejano ese sentimiento tan inocente pero pasional. Ahora ya todo es muy directo. Boy meets girl, girl finds boy fairly acceptable and gives him her Facebook name, boy takes out girl on a date, if applicable, both agree on keep doing that for a while. Después de eso, nada. A veces uno se enamora, encuentra a alguien por el que valga la pena perder el tiempo… a veces no y, en el mejor de los casos, uno se la pasa bomba y ya.

La última vez que sentí tal emoción todavía no teníamos presidente legítimo… y nunca más. No extraño tener 15 en sí, pero si echo de menos tener un crush nuevo cada 3 meses. Extraño sentir que la posibilidad basta para ser inmensamente feliz. No creo que vuelva a pasar. A cambio, ahora tengo mejores gustos musicales, excelente sexo y un conocimiento enológico en evolución. Ni hablar, no se puede todo.

4 comentarios:

oublieroblivion dijo...

Jajaja me encantó el post. A mí la verdad no se me antojan leer los libros, pero las películas me gustan, porque igual voy y le veo lo estético, los efectos, las cuestiones de cámara, en fin...

la cosa del crush, tienes razón, no la había pensando en sí, en lo mágico que es tenerlo... creo que todavía hace un mes tuve uno pequeño jaja

saludos

Nilbia dijo...

Nena,
quizás ya no es la edad del crush, pero ahora además de las ventajas de tus 25 años, puedes tener gratos momentos de psyques o sicotiquez. Puedes obsesionarte con alguien que ves pasar todas las mañanas, y empezar a seguirlo, hacerte su amiga... y también inventarte encuentros casuales, muchas "coincidencias"... nombre, la mente humana da para mucho! también es divertido!

Pablo Picasso dijo...

Nunca pensaría en que la estética de una pelíuca de este tipo es mala. Creo que tienen la obligación de hacerla, casi, sublime. Tan sublime como el crush. Sublime, inocente, perdido. No sé si por eso vale la pena tener 15 ó 17 ó 40 como el personaje de Navokob.

Extrañamente, me viene a la cabeza las palabras de otro Pablo: nosotros los de entonces, ya no seremos los mismos. Por ello, Carpe Diem y vinos y sexo y humo.

Michelle dijo...

Yo tengo 19 y todavía paso eso del crush cada 3 meses. También vi Harry Potter y disfruté del aire puberto-romántico que le dieron a la película... y sí, también soy fan, desde los 11 leo los libros. En fin, te diré que no te pierdes de mucho, sí es muy divertido estar crusheando por la vida, pero qué daría yo por tu conocimiento. Además así uno acepta la prudencia en sus relaciones amorosas, que mucha falta hace generalmente, en especial cuando la relación en sí no existe.