Sábado, 4 y algo de la mañana. El Pinotage me regala un recuerdo vividísimo. El beso mágico. Duró (lo que se sintió como) tres horas. Había luz cuando empezó. Terminamos en penumbras. Vestidos e inocentes. Teníamos como 15. Bueno, yo tenía 15.
En lugar de hacer catarsis en la entrada anterior, me ha llevado a una pequeña regresión. Dudo que sea porque el reencuentro de Magneto o por el desafortunado regreso de Fey. Sin embargo, entre que ha empezado la nueva temporada de Medium, la de True Blood (que no veo, pero me recuerda mi época de vampírica obsesión) y que disfruto incluso más la repetición de la segunda de Gossip Girl, me he descubierto recientemente viajando al pasado de forma recurrente y no necesariamente metafórica (mi profundísimo pasado de intelectual de izquierda, claro está).
No es nostalgia, es cariño. Somos lo que fuimos, más otras cosas. Es sólo recordar un delicioso bocado para, tal vez descubrir los ingredientes e inventar uno parecido, pero más sofisticado.
Las recomendaciones, que esta semana llevan el dulce-amargo sabor de la memoria:
Paparazzi, Lady Gaga (The Fame, EUA, 2008)
No es vieja, pero suena a la preparatoria. Es parte del soundtrack de Gossip II (Mariadi, I’m giving you credit)
Bad Things, Jace Everett (Red Revelations, EUA, 2009)
Sexy as hell. El álbum está salidito del horno, y esta canción es el tema principal de True Blood. Vale la pena verla, aunque sea sólo por la excelente selección musical (y por Anna Paquin).
Secret Smile, Semisonic (Feeling Strangely Fine, EUA, 1998)
La del recuerdo. No pregunten.
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