viernes, abril 25, 2014

Todo mal



Durante años he dedicado parte de mi tiempo a investigar y experimentar con las convenciones sociales y la interacción entre las parejas. Muchas de mis reflexiones al respecto están documentadas aquí, en este espacio que ustedes, mis queridos lectores (creo que ya son como 4), han alimentado con sus propias opiniones.

Recuerdo vagamente haber jurado a mis 26 nunca seguir las relgas del juego. Recuerdo haber desafiado una y otra vez los típicos consejos para "conseguir novio" y recuerdo (perfectamente) no haber tenido éxito ni una sóla vez con esa disipada actitud.

Y basado en esta búsqueda empírica de la verdad sobre "las relaciones" (qué palabra tan Vanidades, qué asco) he ido creado una serie de máximas personales que han resultado medianamente efectivas. Y si bien creo que la manera en la que una se conduce frente al prospecto-susodicho-postulante es estrictamente cuestión de preferencia, la verdad es que me encanta predicar mis aprendizajes (que mi trabajo y mis osos me han costado). 

Aquí algunas de dichas gotas de sabiduría:
  • Máxima número uno, la primordial y más importante: Si te gusta como para verlo otra vez, no/no te lo lleves a la cama en la primera cita. De hecho, intenta evitar, en la medida de lo posible, besarlo. Yo can makeout like teenagers en la segunda (y para la tercera puede que sea legal dar el paso siguiente).
  • Fuera del texto de cortesía (si lo amerita) con un suscinto "Muchas gracias, me la pasé muy bien", no lo busques. Déja que él haga el trabajo primero.
  • Si te busca (vía texto), espera un rato. Que quede claro que no vive una pegada al celular esperando su comunicación.
  • No expreses sentimientos ni espectativas demasiado pronto. NO presiones ni asumas cosas que no se te han ofrecido expresamente. 

Lineamientos como estos los he aplicado a discresión en los últimos años y, aunque por un buen rato me revelé contra la naturaleza poco feminista del discurso de "Las Reglas", con el tiempo y la experiencia aprendí que no son famosas en vano. Hay algo primitivo en el hombre estándar que lo hace responder positivamente a la cacería...

Y si, estos pequeños gajos de perpetuamiento machista me sirvieron para convencer al Republicano y me garantizaron varias terceras citas, pero para mí siempre ha sido una estrategia y no un comportamiento natural. 

Y, esta vez (no me pregunten por qué) me dio por hacerlo todo mal. No se, algo en El Guapo me inspiró a tirar todas las reglas por la ventana... En parte es porque nunca pensé que pasara de la primera noche (digamos que eché a perder el asunto desde el principio). En parte es por que creo que no hay mucho futuro ahí. Pero una semana después, lo he visto todos los días, hemos ido al circo, al ballet, hemos jugado cartas y hemos amanecido abrazados. Y se que estoy haciendo todo mal y tal vez es eso y no él lo que me tiene con una sonrisa que cada vez me cuesta mas trabajo esconder.

Y como ya es viernes, les dejo una canción que viene al caso, para amenizar su lectura.

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