domingo, enero 24, 2010

Life's a Cabaret - The after party


Recuerdo todo, pero no en orden. Mi cabeza aun flota un poco y los labios siguen pulsando. Todo empezó con muchas prisas y luego un berrinche. Sé que hubo sombreros con diamantina y globos y serpentina. Recuerdo los tamalitos y los merengues rellenos de chocolate. En algún punto se agitaron mechudos al ritmo del “perepepepé” y se cantó Pecado Original y El Sol no regresa. Entre Kesha y Pero te vas a Arrepentir se dijeron muchas cosas. “No puede ser, soy el único gay vestido de joto”, “Buenas noches, fetiches a domicilio”, “Su monstro ocupaba la mitad del auto”… Sé también que las primeras 5 copas se las adjudiqué al berrinche. Después dejé de contar y el enojo en algún momento se diluyó.

Todo mundo se comportó a la altura. Mi marido me demostró su amor con ojos maquillados, bastón y liguero. Hubo piernas apenas cubiertas por redes negras y rojas. Mucha piel y mucho humo y caballeros de fina estampa. Sombreros y flores en las solapas y zapatos de charol. Me imagino que tuvimos buen clima, pues nunca me molestó el frío en la espalda desnuda. También puedo decir que no hice tanto desfiguro, pues la peluca y mis medias y el liguero salieron ilesos.

La última copa de espumoso y luego rojo. Desperté en una cama que no era cama y que, definitivamente, no era mi cama. Recuerdo eso y recuerdo recordar dónde dejé las llaves de mi casa. Recuerdo un arete y electricidad en la columna vertebral y mordidas. Las mordidas las recuerdo, pero no su orden. Pienso ahora que esa parte la recuerdo oscura, sin las luces rosas y azules y amarillas que giraban en dentro de la carpa blanca. Creo que fue Mariblond quien nos dejó solos. Luego una llamada y luego otra.

Recuerdo las caras. Caras nuevas, algunas muy agradables. Caras conocidas (algunas demasiado). Hubo caras inesperadas (una, en particular). Seguramente lo que mejor recuerdo son las caras esperadas, esas que voy a extrañar mucho, mucho. Al final estuve rodeada de todo lo que me hace feliz: música, vino y mis amigos. Eso (y las mordidas) es lo que aún está fresco en mi memoria. La regola y los abrazos y las muestras de afecto. El hecho inminente que prefiero ignorar (como se ignora un elefante color violeta). La despedida anticipada. La alegría genuina de quienes decidieron acompañarme, de los que dijeron que no podrían y se aparecieron a la 1 de la mañana. Los recuerdo a todos, pero no en orden. No importa. Life’s just a cabaret. Thanks for comming to my cabaret.

1 comentario:

Un fulano dijo...

Ora sí se me hizo agua el oclayo. I LOVE YOU MARIDITU!!! Q buen Cabaret!! y juro seguirme vistiendo de joto con todo y liguero cada q me lo pidas :D