Se acerca peligrosamente esa bonita época del año donde cualquier motivo es bueno para el convite. Los miércoles sociales se recorren oficialmente al martes a partir de la segunda semana de diciembre (que, por alguna razón, se siente como la tercera ya que la última desaparece misteriosamente de todo radar). Los viernes se sienten como entre domingo y jueves y todo mal (mal la cartera por tanto regalo, mal la dieta, mal tratar de trabajar, mal el tráfico, mal el Gober con su traje rojo, mal Juanito). Vive la fête de Nöel!
Y a propósito de fiesta, este fin de semana pasó frente mí un pequeño catálogo de especímenes fiesteros. Y como presiento que dicho desfile se repetirá con mayor intensidad en tanto se acerca el Guadalupe-Reyes, mejor empezar a clasificar a sus integrantes:
- El chileno que no es chileno: dícese de todo aquel sujeto (o sujeta) que finge cínicamente sobre su nacionalidad (en un intento fallido por aumentar su sex-appeal). Aquí entran los coreanos llamados “Jeff”, los españoles que hablan con faltas de ortografía y los hondureños que se juran mexicanos. Grado de peligrosidad: bajo, a menos que ande muy borracho.
- Las tipas bailando en la barra. Borrachas o no (aunque no lo crean, hay muchachas que tienen tan alta autoestima que se atreven a subir sobrias), este sub grupo del reino monera gusta de agredir la vista ajena mostrándose en todo su esplendor ante el público incauto. El grupo incluye a todas aquellas que al escuchar las trompetitas de Man! I feel like a Woman se suben a la silla, a la mesa o se agachan “sepsimente”… aunque después no se puedan levantar con tanta gracia. Grado de peligrosidad: medio. Qué asco, la verdad.
- Los elegantes. No, no están ataviados con Armani Privé. Es que vienen de una boda, bautizo, primera comunión, graduación o “quinceaños”. No falla. Fauna nocturna que viaja en grupo, frecuenta centros de sano esparcimiento por ahí de las 3am y de pelaje distintivo (nadie más porta frack o vestido largo). Generalmente buena copa, pues vienen enfiestados tras una dosis del Payaso de Rodeo y Disco Samba. Grado de peligrosidad: bajo, a menos que la graduación haya empezado a las 4pm del viernes… y sea domingo a las 5am.
- El rocker-intelectualoide-me sé todas las de Christian. Espécimen de aspecto peculiar: anteojos de pasta, camiseta vintage con mensaje político, zapatilla deportiva, cara de “osea, güey, vámonos al Imperial”. Este sujeto, al parecer, utiliza su aspecto como vil camuflaje, pues en cuanto pasa del cuarto trago y comienza “Bella traición” canta sin reparo (mostrando su conocimiento musical sobre “la música de los ochenta”). Grado de peligrosidad: medio. Me gustan los tipos con lentes de pasta… siempre me doy de topes en cuanto empiezan a hablar.
- El amigo-chiste. Indispensable elemento de la variedad nocturna. O bien se sabe tooooodas las canciones, con todo y coreografía, o bien te intenta presentar a tooooodos sus amigos “solteros”. Grado de peligrosidad: bajo.
- El dandy-ligador. In-dis-pen-sa-ble. Doman a las féminas con instrumentos de tortura: “hola, mujer, porqué tan sola?”, “amigaaaaa qué guapaaaaa… dame un besoooo”, “a ver baila… woooow”, “qué quieres tomar? Tengo bacardi”, “amigaaaaa, vénte a mi mesa, tenemos bacardiiii”, “hola, me llamo Juancho, soy divorciado”. Precioso… la noche no sería igual sin ellos. Grado de peligrosidad: medio-alto… luego se pone la cosa muy intensa.
- El amigo enamorado. Animal nocturno de aspecto normal e, incluso, amable. Sale siempre con sus “amigas del alma”. Padece de metamorfosis incontrolable: le bastan cinco tragos para recordar que está perdidamente enamorado de su “amiga” (como si ella no lo supiera y se aprovechara de su idiotez). Seis tragos y se vuelve sauce llorón. Grado de peligrosidad: Alto, la madness siempre mata el jocoseo.
- El papá-soltero. No sé por qué, pero en mis excursiones nocturnas, siempre logro el avistamiento de este peculiar espécimen: sesenta años, mínimo, peinado p’atrás con brillantina y ataviado con sweater tipo César Costa. ¿Cómo chingados pasó la cadena? ¿Por qué chingados se sabe la de Tito el Bambino? ¿acaso busca a su nieta? ¿es un extraño caso, como el de Benjamín Botón? Nunca lo sabré. Grado de peligrosidad: bajo. Sólo saca de onda.
- El peleonero: pseudo macho alfa que gusta de demostrar su (inexistente) poder a la menor provocación y con lujo de violencia. Capaz de acabar hasta con la mejor fiesta, también se les llama “mala copa” o “pinche pedo”. El más mínimo roce del sujeto de la mesa de al lado, una mirada desafortunada o una simple petición de encendedor para provocar su odio racial y. claro, los putazos. Sus efectos, por lo general, desencadenan el fenómeno llamado “seguridad” y el consecuente destierro de la escena nocturna de preferencia. Grado de peligrosidad: alto. Qué hueva.
- El mensajito. Insecto molestísimo que ronda los lares nocturnos. Capaz de hacerle perder el estilo hasta a la más elegante, es sumamente virulento y pica a 2 de cada 3 poseedores de celulares. Su poder es directamente proporcional al nivel de la peda. Sus efectos son desde leves (“estamos en XX, por qué no te jalas”) hasta severos (“hijo de putaaaa, vete a la chingadaaaaa”). Afecta a todos los géneros y especies por igual… excepto a los hijos de puta. Grado de peligrosidad: altísimo. Altísimo.
Y así, pues, mi muestra personal de especímenes de la noche. Básicos en todas mis excursiones, me niego a colocarme en alguna de las categorías. Eso me llevará un poco más de autocrítica. Y ustedes ¿qué raza son?
3 comentarios:
Bueniiiisimo...en el thanksgiving tuvimos al especimen 1, 5 y al 7 (pero no nos aguado la fiesta, de hecho, la hizo mas interesante jeje claro que ahora es víctima de muchas burlas)...ahora que entre grad students, salen otros personajes muy cagados también jejeje they´ll be waiting for you ;)
Me mataste de la risa, aunque faltó el chico amanerado (no gay eh! sólo se sabe todos los musicales de Broadway y puede diferenciar CH de D&G)con novia,a la q ama, adora y no le suelta la mano en toda la noche y cada q puede le da besitos (aunq parece acto lésbico). Excelente entrada, neto de mis top
Priceless.
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