Y de pronto... olvidé mi dolor de cabeza

No es que el partido de ayer me diera igual. Por más que el soccer que se juega en este hemisferio me cause algo más que hueva, la verdad es que disfruto muchísimo el ambiente festivo que envuelve a los partidos donde juega esa mezcla del novio de Belinda, Cuauhtémoc Blanco (¿que no era ya seleccionado cuando el Brody portereaba con uniformes fosforescentes y Magneto estaba de moda?) y un güero que si se sabe el himno (es naturalizado). Ayer, sin embargo, lo que yo realmente deseaba era que México perdiera (eso y que llegaran las pizzas gourmet que llevaban hora y media perdidas).

Si, soy mal mexicana, y qué? Pero es que no soporto la mediocridad. Y los partidos de la selección son claro reflejo de la deplorable condición del país… Para qué esforzarse? si de todas maneras Honduras la va a cagar y terminaremos “panzando” al mundial? Para qué pagamos el agua? Total, nadie me la va a cobrar hasta que ya no halla gota en el Cutzamala. Para qué investigar bien qué pasó en Acteal? Total, metemos a 45 indígenas que estuvieron ahí, les hacemos juicio en español (al fin que no entienden) y liberamos a algunos 12 años después… igual y eran culpables, igual y no… igual y regresan a vengarse, igual y no.

Tales reflexiones me estaban dando más dolor de cabeza, por lo que traté de distraerme con las nalgas jocosamente paraditas de Salcido y las piernotas de Vela. Fue así cuando noté que los muchachones de la selección gabacha están más que bien hechecitos. OMG! Qué piernas, qué ojos, qué altos! Y de todos, uno está formado con especial esmero. Señoras y Señores, Carlos Bocanegra es mi nuevo objeto del Deseo. Olvidad Acteal, el dólar a 12.50, la papada del Presidente… Qué importa que este verano no ha llovido? Qué más dan el Narco, la visa canadiense y la asquerosa nueva canción de Shakira? El mundo es un buen lugar para estar porque Bocanegra respira.

Aaaahhh… creo que se me quitó la jaqueca.