Aaaah! Las pequeñas cosas de la vida. Esos detalles que lo hacen a uno tan feliz. Yo, humilde autora de estas letras inútiles, me entregué a los placeres más bien extremos desde hace ya unos meses. Últimamente conmigo todo es blanco o negro. Comer hasta explotar o aplicar la temperancia alimenticia, beber hasta desfallecer o sobrevivir con agua mineral toda la noche, tronchar hasta pedir tregua o… (my mind just went blank).
Vivir cuidando que el vaso no se desborde es muy entretenido, sin embargo, a veces empuja al olvido esos diminutos placeres que le dan sentido a las horas. Y luego, la amargura.
A mí me resulta curioso enterarme de esos destellos que, al final, son tan personales como placenteros. Como regalo a mis (4?) lectores, aquí está mi veinticincoañero top 10:
13. Subir a un recién bañadito Gober a la cama. Ver Sex & the City repetido. Quedarnos dormidos nosotros ambos dos.
12. Una comida que se alarga hasta la cena.
12. Una comida que se alarga hasta la cena.
11. Un largo beso que no termina en sexo.
10. Que me regalen un libro un día cualquiera.
9. Un largo y lentísimo tronche mañanero. Desayunar tamales de Don Efra para rematar.
8. Abrir un perfume nuevo y estrenar tacones el mismo día.
7. Dormir sin pijama en sábanas limpias.
6. Ponerle shuffle a mi ipod y que me regale una graaaan canción, a la que nunca le había prestado atención.
5. Ver en vivo los 36 fouettés dobles del solo de Don Quixote. Lágrimas.
4. Recibir una inesperada invitación (a comer, a tomar café, para vino…).
3. Despertar en la Loma Verde. Desayunar en la cama. Pasar el domingo viendo la tele. (Naaada, nada. Cuentan como una sola)
2. Ser despertada por mi alarma a las 5.50 am, sólo para descubrir que es sábado y que puedo dormir otras 4 hrs. más.
1. Recibir un mensaje de texto inesperado.
9. Un largo y lentísimo tronche mañanero. Desayunar tamales de Don Efra para rematar.
8. Abrir un perfume nuevo y estrenar tacones el mismo día.
7. Dormir sin pijama en sábanas limpias.
6. Ponerle shuffle a mi ipod y que me regale una graaaan canción, a la que nunca le había prestado atención.
5. Ver en vivo los 36 fouettés dobles del solo de Don Quixote. Lágrimas.
4. Recibir una inesperada invitación (a comer, a tomar café, para vino…).
3. Despertar en la Loma Verde. Desayunar en la cama. Pasar el domingo viendo la tele. (Naaada, nada. Cuentan como una sola)
2. Ser despertada por mi alarma a las 5.50 am, sólo para descubrir que es sábado y que puedo dormir otras 4 hrs. más.
1. Recibir un mensaje de texto inesperado.
Si, esos… esos pequeños placeres de la vida. No debería haber nada más.
(NO quiero quejas, si se contar. Pero estoy tan de buenas que les puse tres de pilón... ora les toca a ustedes).
2 comentarios:
Me gustaría hablar de alguno de esos placeres pero mi ser de odio no me permite concentrarme más q cosas q me molestan mucho incluso en los mejores días (como hoy):
1. Que los trámites burocráticos imposibiliten el desarrollo académico de uno.
2. Cargar como "El Pípila" mil cosas q me pidió la jefa del servicio social, pa q me salga con q no las necesita.
3. Que el estacionamiento esté a 3 cuadras de distancia y al llegar al coche darme cuenta q no sellé el boleto...
Ahora bn, en este momento me cae el 20 de 2 grandes placeres:
1)Leerte, verte, oirte y/o saberte feliz.
2)Quererte como te quiero, just because...
:D
Marido, ´no pongas esas cosas que se me ablanda el corazón pasita que tengo. Sabes que es recíproco (sobre todo lo del Pípila). Sólo por tí consideraría el matrimonio como una alternativa viable al suicidio...
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