martes, mayo 26, 2009

Perlas o La Perla?

Las Joyas (con J mayúscula… as in Harry Winston, Chopard o David Yurman) me parecen gastos suntuarios por demás inútiles. Si, tal vez parezca falso discurso. Bien se dice que no hay mujer que se resista a una joya exquisita… Diamonds are a girl’s best friend, right? Pero por alguna extraña razón (aquí entramos al terreno imaginario, dado que mis servicios no se cotizan en miles de libras por hora) comprar o recibir piezas de diseñador de X karates no me causa placer o ilusión. A lo mucho, aprecio unos lindos aretes por el trabajo de orfebrería que llevan, por la creatividad del diseño. Amo las cosas bellas más por un sentido estético y por una ligera apreciación artística, que por el costo o el valor del corte de un (ex) cacho de carbón.
Más pero sin en cambio, se me ha metido en la cabeza que quiero (deseo, ansío, ne-ce-si-to) unas buenas bragas. No unas durables, no unas con dry-fit. Mucho menos una tanga con puente falso (si, chicas y chicos, eso existe para desgracia de la elegancia). Quiero La Perla. Más que eso… quiero que me regalen La Perla.

En mi mente retorcida ese regalo significa mucho más que una pulsera de platino y rubíes (lo cual no suena tan mal, ya que lo veo escrito). Una joya, en el sentido más frío, podría significar una inversión. La Perla es un despilfarre. 300 USD por un “sujetador” que sólo sujeta a la imaginación por breves momentos. De esos pocos ensambles que deben ser vistos para encantar y que pierden su encanto en ese mismo momento. Al final, están hechos para ser quitados. No es ropa, no es juguete sexual. Son teasers desechables de lujo. Completamente sexy, completamente chic. Ese tipo de gasto sólo lo merece un tipo de cuerpo, un tipo de mujer. La Puta Cara. Al final, nadie quiere ser “la madre de los hijos” o la “esposita”. Todas queremos ser putas caras. Al menos en mi mente retorcida.
Y mejor no le sigo, que la destacada intelectual de pseudo-izquierda que llevo dentro (muy dentro y muy pseudo) empieza a repelar. Tal vez debería hablar sobre la atroz industria de los diamantes (o mejor vean Diamante de Sangre), o de las sweat shops de lencería. O de la cantidad de aulas digitales para el tercer mundo que se podrían equipar con un tercio de lo que cuestan unos buenos chones… o de cómo la ropa interior lleva una ligera connotación de parafilias y de objetivización sexual femenina. Pero así las cosas. No sin culpa, he de aceptar que lo que hoy quiero es La Perla.


Y tu? Qué prefieres? Perlas, o La Perla?

4 comentarios:

Un fulano dijo...

Pero más sin embargo, yo me quedo con el anillo de Chopard, objeto del deseo en Vogue de este mes, no creo q sea muy buena idea traerlo puesto en mi Chevy '97 con el vidrio abajo, pero definitivamente una pieza así te así brillar incluso con un Estado Peluche nivel 10+ en el que ni la mejor braga se te ve.

Di dijo...

... se dice mas pero sin-en-cambio. Y los anillos (por sus usos múltiples) son otro tema, darling. As you should know.

Unknown dijo...

Definitivamente, las dos opciones me resultan tentadoras, no obstante, la preferencia sería meramente circunstancial (tiempo, modo y lugar). Esto quiere decir que preferiría un her-mo-so "sujetador" de la Perla si ello contribuyera a obtener un "fin" o causar un "efecto" en algún "tercerO", de lo contrario, definitivamente mi elección se encaminaría a una hermosa piecesita opaca, brillante, colorida, claro! de buen gusto que hicera perfecto juego con algún "modelito" chic...sino, definitivamente ni las perlas ni La Perla sería recomendable ni siquiera para una Puta Fina...

Un fulano dijo...

but what about pearl rings????